Las especies se
adaptan a los cambios,
evolucionan y ese aprendizaje se transmite
de padres a hijos; pero ¿cómo se transmite esa información de generación en generación?
Imagina que la
materia de la cual se origina la
vida está contenida en una gran vasija y que con los ingredientes que hay allí, podemos formar un niño, una mariposa, un helecho, o cualquier otro
ser vivo. Todos los seres vivos estamos formados por
células, y los elementos que forman las células de ese niño, esa mariposa o ese helecho,
son básicamente los mismos. ¿Cómo se logra entonces, con los mismos elementos, tanta diversidad de criaturas? La diferencia entre ellos es la manera
como estos ingredientes se mezclan y organizan.
Los científicos han descubierto que la receta con las instrucciones necesarias sobre cómo se mezclan y organizan los elementos de la vida para la formación de cada ser vivo, se encuentra en el
núcleo de las células, en una sustancia especial llamada
ADN (Acido Desoxirribonucléico). Esto se conoce como
información genética, que determina la herencia, es decir, las características que se transmiten de padres a hijos: los rasgos físicos, el color de los ojos, el tamaño... y muchos otros aspectos, incluyendo las adaptaciones que permiten que las especies vayan evolucionando, se adapten mejor al entorno y sobrevivan.
Lo maravilloso es que los elementos que hacen posible la vida de un ser humano, un mono, un tiburón o un perro, por poner algunos ejemplos, son tan similares, que eso nos lleva a afirmar que
todos tenemos un mismo origen y que somos criaturas hermanas.
Somos millones de especies
Es asombroso que la vida en la Tierra, se exprese en tan variada multitud de formas. Lo que empezó siendo una proteína sencilla y luego se convirtió en una célula que podía reproducirse, ahora es una increíble diversidad de organismos.
La información de la vida, la información del ADN se ha mezclado de tan variadas maneras, que hasta el momento se han clasificado cerca de 1.750.000 especies (un millón setecientas cincuenta mil), entre animales, plantas y otros organismos; y lo que es más increíble es que el mundo de los seres vivos aún está por explorar. Los biólogos calculan que existen entre 5 y 100 millones de especies y algunos dicen que la cifra real puede estar cerca de los 13 millones; lo cierto es que aunque los naturalistas han explorado numerosos sitios del planeta, aún existen muchos rincones desconocidos como: las copas de los árboles en las selvas, el lecho de los mares, las cuevas, entre muchos otros sitios, además del sorprendente mundo de los microorganismos, que sólo podemos descubrir con la ayuda de un microscopio.