
Hábitos saludables en la alimentación
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Lavar bien los alimentos con agua potable o hervida disminuye el riesgo de aparición de algunas enfermedades asociadas a bacterias o microorganismos presentes en frutas y verduras. Estas también se pueden lavar en agua con un poco de vinagre, limón o toronja.
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Lavarse las manos antes de comer y de preparar los alimentos.
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Comer balanceado o sea un poco de todo. “En la variedad está el placer”. Este refrán invita a incluir en nuestra dieta diaria todos los grupos de alimentos que el cuerpo necesita.
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Comer más frutas y verduras: estas contienen fibras para que funcione la digestión, minerales que fortalecen los huesos, dientes y alimentan al cerebro, y vitaminas que protegen de muchas enfermedades.
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Comer frutas y verduras de diferentes colores, así se obtienen más beneficios pues según el color cambian los nutrientes y vitaminas.
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Comer frutas y vegetales crudos garantiza la absorción de los nutrientes que se pierden al cocinarlos.
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Comer ojalá 3 frutas al día: depende del tamaño, no se trata de comer una sandía o una piña entera.
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Tomar zumo de cítricos, es muy sano pues aumenta las defensas del organismo.
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Comer alimentos sanos y frescos garantiza al organismo los elementos nutritivos que necesita para su correcto funcionamiento.
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No exceder el consumo de harinas en cada comida.
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Comer cereales: son ricos en fibras, que te ayudan a evitar estreñimiento
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Es mejor comer varias porciones pequeñas durante el día, que comer muy poco en una sola comida y luego abundantemente.

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El desayuno es la comida más importante del día: al levantarnos llevamos muchas horas sin comer, y aunque no nos demos cuenta, necesitamos energía.
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Comer liviano en la noche para mejorar la digestión, el metabolismo y descansar mejor.
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Tomar abundante agua: mantenerse hidratado es una manera sencilla de mejorar la salud.
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No reutilizar demasiado el aceite, es allí cuando se vuelve nocivo
Disminuir el consumo de:
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Sal: aunque el ser humano necesita sal en moderación, el consumo excesivo es muy perjudicial para la salud, pues aumenta los riesgos cardiovasculares y provoca retención de líquidos.
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Azúcar: se debe moderar su consumo y en algunos casos se puede optar por la panela, la miel o incluso azúcar de caña o azúcar morena.
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Harinas refinadas: se debe moderar su consumo y en algunos casos optar por consumir harinas integrales.
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Fritos: aunque son una de las preparaciones más utilizadas, moderar su consumo es clave para evitar problemas circulatorios, de obesidad y cardíacos.
El ejercicio físico y la buena alimentación conducen al disfrute de una buena salud. La vida es el más preciado don que hemos recibido.
“Cuida tu cuerpo, es el único lugar que tienes para vivir”