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La infancia 

¿Cómo es un niño?

¿Cómo es un niño?

 

Esta pregunta se vuelve más importante cuando vamos a ser padres, porque según entendamos cómo es un niño vamos a tener una mejor relación con él, y vamos a ayudarle a que sea feliz y a que crezca de una manera sana y equilibrada.

Es una persona única e irrepetible. No existen dos niños iguales. Cada niño es valioso en sí mismo, y lo mejor que podemos hacer es tratar de ver y comprender cuáles son las diferencias que lo hacen valioso.

Es una persona sensible e inteligente. El niño todo lo siente y desde que nace es dueño de una gran inteligencia que está siempre alerta, captando lo que hay alrededor. El niño siente ante todo el afecto de las personas que lo rodean y también es capaz de expresar afecto

 

Es una persona que desea. El niño, desde sus primeros días, es una persona que expresa sus deseos con gran fuerza. Desea comer, desea compañía, desea un abrazo, desea ante todo que lo quieran y que lo protejan. Siempre debemos tratar de comprender qué es lo que de- sea el niño, para que se sienta confortable y querido en este mundo que empieza a conocer.

Es un ser al que le gusta jugar. Para el niño todo es juego y gracias a él desarrolla sus habilidades y talentos. Jugando aprende a caminar, a hablar y a relacionarse con los demás, a conocer otros mundos y a tener hábitos cotidianos y disciplina.

Es el protagonista principal de su propia vida. En principio, la persona más importante para un niño es él mismo. El niño trae una fuerza y una manera de ser propia que va a orientar su vida, y una serie de habilidades y talentos que debe desarrollar para que su vida sea plena. Sus padres y otras personas cercanas deben ayudarlo a ser él mismo, acompañándolo con estimulo y protección.

Es un ser muy dependiente que debe llegar a ser independiente. Al nacer, un niño depende para todo de sus padres y de las personas que lo cuidan. El arte de la crianza consiste en hacer que el niño pueda llegar a valerse por sí mismo en todos los aspectos de su vida. Y esto lo logra si cuenta con el apoyo de las personas que lo quieren y respetan.

Es un ser que aprende y crece muy rápido. Nadie aprende tan rápido como un niño. Durante los primeros 6 años, el niño crece y aumenta su conocimiento a grandes velocidades. Un niño aprende cosas nuevas y mientras tanto su cuerpo y su cerebro van creciendo como en ninguna otra etapa de su vida.

Es un ser social. Un niño quiere, por instinto, relacionarse con personas de cualquier edad. Y a través de estas relaciones que establece con los demás desarrolla su propia personalidad, y se convierte en un miembro activo de su familia y de su comunidad.

Las grandes riquezas de la infancia

Hay aspectos en la vida de un niño que deben tenerse en cuenta para su buena crianza:

La capacidad de amar

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El niño es afectuoso y amoroso por naturaleza. Responde de manera fácil y agradecida a toda manifestación de amor, y se expresa siempre de manera directa y confiada.

Un abrazo, una caricia, un mimo, una palabra amorosa, despiertan en el niño profundos sentimientos de afecto y de su interior brota, de manera instantánea e instintiva, el amor que siente por los demás. Esta capacidad de entregarse, de confiar, de sentir cariño y afecto sin ningún pudor genera en el niño, además de una gran satisfacción, seguridad y autoafirmación.

Los padres deben ser conscientes de la responsabilidad amorosa que tienen con el niño, pues el amor y el afecto que sientan por él, y las formas en que se lo expresen van a alimentar el amor y el afecto que él siente y expresa por los demás y por el mundo que lo rodea.

La curiosidad

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Es el deseo de saberlo todo, de entenderlo todo, de meterse donde no lo han llamado por el solo placer de conocer. Un niño es curioso por naturaleza porque su mente y su imaginación viven en permanente actividad. Cuando un niño descubre un objeto quiere llevárselo a la boca para conocer su sabor y su textura, lo tira al suelo para ver cómo cae, quiere desbaratarlo para saber cómo funciona y trata de ensamblar lo con otros objetos para descubrir su forma y su tamaño.

Cuando crece, el niño va a preguntar por todo lo que le pase ante los ojos o por su imaginación, y querrá explorar la casa de al lado, el bosque vecino o cualquier otro lugar que haya atraído su curiosidad. 

La curiosidad es la fuerza que mantiene despierta su imaginación y sus ganas de conocer. Un niño sin curiosidad y sin imaginación es como un pájaro sin alas.

La capacidad de jugar 

Para un niño todo es juego. En el juego los niños descubren cómo es el mundo en que viven, aprenden a expresar sus sentimientos y necesidades, desarrollan su imaginación y fortalecen los vínculos con familiares y amigos.

Los niños tienen la capacidad de aprender jugando, porque el conocimiento y el aprendizaje están asociados, en su mente, al placer. El niño juega porque siente placer al jugar, y al jugar emplea todos sus sentidos, sus habilidades, su inteligencia, su imaginación, su memoria, su experiencia y su capacidad de pensar y analizar.

La mejor manera que tenemos de relacionarnos con un niño es jugando con él. Jugando, el niño aprenderá fácilmente todo lo que le queda difícil de aprender de otras maneras.

La capacidad de gozar y de ser feliz

Un niño goza con cualquier cosa amable y rica que le sucede. Con el agua cuando se baña, con el viento que le acaricia la nuca, con ver caer hojas de un árbol, con una pelota que rueda, con el sonido de una palabra extraña y con millones de cosas más.

El niño no tiene necesidad de objetos complicados, ni de actividades muy especiales para ser feliz. Para el niño la felicidad proviene del hecho de estar vivo, conociendo y explorando el mundo que lo rodea.

 

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La capacidad de aprender

Nadie tiene la capacidad de aprender que tiene un niño. Su mente recibe y guarda información de una manera absolutamente rápida y al mismo tiempo aprende a utilizarla para convertirla en conocimiento. En muy pocos años, el bebé recién nacido aprenderá a caminar, a hablar, a pensar, a comer, a conocer su entorno y a relacionarse con él.

La capacidad de aprendizaje es diferente en cada niño, y cada uno de ellos tiene conocimientos y facilidades diferentes a las de los demás. Hay niños que tienen grandes habilidades en todo lo relacionado con el lenguaje, hay otros que son especialmente sensibles a los colores y las formas, hay niños con una gran habilidad en sus manos, a unos les gusta moverse y a otros estar quietos. Si observamos qué es lo que aprende de manera más fácil un niño podremos ayudarlo a estimular sus mejores capacidades.

Los niños aprenden más rápido que nosotros, son más rápidos y ágiles mentalmente que nosotros, y ojalá sus conocimientos sean, algún día, más amplios, diversos y sabios que los de nosotros.