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Cuidar a las crías

Cuidar a las crías

En el reino animal, son varios los miembros de la familia o clan los que pueden asumir el cuidado de las crías: en algunos casos, la crianza es asumida por el padre, en otros por la madre, en otros por ambos, y en ocasiones son varios miembros del grupo los que se encargan de ellas.

Al igual que los bebés humanos, las crías de la mayoría de los animales necesitan del cuidado y la protección de sus padres durante sus primeros días, meses, y en algunos casos, años de vida. Y es que al nacer, algunas son tan frágiles que no pueden defenderse por sí mismas ante peligros como los depredadores, el clima, el hambre, la sed, entre otros. Con todas estas amenazas es sorprendente que muchas lleguen a sobrevivir, a ser adultas y a reproducirse.

Cada especie animal posee su propia estrategia para que sus descendientes sobrevivan. Las babillas, por ejemplo, pueden poner hasta 40 huevos para aumentar la probabilidad de que algunos lleguen a la edad adulta.

Otras especies enfocan sus esfuerzos no en la cantidad, sino en la calidad de la descendencia, por lo que tienen muy pocas crías, a las que protegen y cuidan con mucha dedicación hasta que puedan valerse por sí mismas. Así sucede con los elefantes, que, después de un embarazo de 22 meses, tienen una sola cría a la que la madre y las hembras de toda la manada defienden de depredadores y guían a lugares seguros.

En la mayoría de los mamíferos son las hembras las que se encargan de las crías, como es el caso de las osas. En otras especies, como el emú, es el macho el que se encarga de la crianza de sus descendientes.

Otras especies, como los pingüinos, se reparten entre el macho y la hembra el cuidado de las crías, que no podrían sobrevivir sin el esfuerzo de ambos. Cada uno de ellos realiza una labor diferente para lograr este propósito.

Otra estrategia utilizada es la de vivir en familias más numerosas, en las que varios individuos se encargan de cuidar, alimentar y enseñar a todas las criaturas, aunque no sean suyas, como las leonas, que actúan como niñeras.

Ya sea una especie salvaje o doméstica, es maravilloso ver a una hembra, a un macho, a una nodriza o a toda una manada dedicada a cuidar a su descendencia. Si observas con atención, verás el esmero y dedicación que ponen los animales para cuidar a sus pequeños.

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