El agua está por todos lados en el universo. En la Tierra, la encontramos en estado sólido en los nevados y en los polos, en estado gaseoso en la atmósfera, y en estado líquido en los ríos, mares y océanos. Las algas sumergidas en los grandes océanos y en los ríos colonizaron poco a poco la tierra firme, se adaptaron a este nuevo ambiente, lo transformaron y lo convirtieron en un lugar óptimo para los seres vivos. ¿Por qué? Balancearon en la atmósfera los niveles de gases tóxicos para la vida, como el metano, el dióxido de carbono y el nitrógeno, y regularon la cantidad de oxígeno de la atmósfera primitiva. Estas primeras plantas moldearon los ecosistemas con las condiciones necesarias para que todos los seres vivos pudiéramos existir.