Cuando lavamos la ropa y se hace espuma, o cuando echamos burbujas que cambian de color con la luz del sol, nos preguntamos: ¿cómo podemos hacer pompas gigantescas? El secreto está en la mezcla y en la tensión superficial que se produzca entre sus componentes, el agua y el jabón, para que la piel de la pompa sea elástica y no se reviente fácilmente.
1. En una caneca de 25 litros casi llena de agua (dejando un centímetro vacío) adiciona: ·Dos vasos de detergente en polvo. ·Tres vasos y medio de glicerina. ·Una bola de crema lavaplatos (aproximadamente de 7 centímetros de ancho). ·15 cucharadas de azúcar (a ras).
2. Lo ideal es dejar reposar la mezcla de un día para otro. Una vez este lista, te proponemos experimentar:
1. Haz un aro grande de alambre, fórralo en lana y mételo en la mezcla jabonosa.
2. Luego forma también un cuadrado con alambre y lana y mételo en la mezcla jabonosa.
3. Saca primero el aro de la mezcla e intenta, con un movimiento suave en el aire, que salga una pompa. Haz lo mismo con el cuadrado. ¿Te sale una pompa cuadrada?
1. Derrama un poco de mezcla jabonosa en un plato.
2. Sumerge un pitillo hasta la mitad en la mezcla jabonosa del recipiente grande.
3. Saca el pitillo y sopla sobre la superficie del plato hasta formar una burbuja de buen tamaño.
4. Luego sumerge nuevamente el pitillo en agua jabonosa, introdúcelo con suavidad en la pompa que hiciste antes hasta lograr que quede una pompa dentro de la otra. Intenta hacer las que más puedas.
Tensión. ¿Entre quiénes? Entre el agua y el jabón, que permite producir las membranas elásticas de las burbujas. Son bolas porque la forma redonda es la que menos energía necesita para formarse.