Aprovechando la abundancia de coco que había en la costa, le compró a un santandereano una receta para hacer cocadas, y con una socia comenzó a venderlas.
Diariamente, distribuían las cocadas en las tiendas de algunos barrios de Cartagena y les iba muy bien. Pero a los dos años, las dos socias se separaron y Carmen fundó su propio negocio: Dulces del Portal.
Un día se enteró́ por el periódico que había una convocatoria para un concurso de la Cámara de Comercio de Cartagena. Presentó su producto y se lo ganó. Y aunque todos la felicitaron por sus cocadas, le aconsejaron que sacara el registro Invima para que pudiera venderlas a mayor escala. El problema que tenía era que para obtenerlo necesitaba tener un buen espacio para la producción.
Se puso a buscar un terreno para construir su empresa y posibilidades de préstamos en los bancos. Después de mucho esfuerzo, pudo inaugurar el 16 de diciembre de 2005 su propia fábrica.
Quien decide tener su propio negocio se hace jefe de sí mismo. Esto le exige tener autonomía y disciplina. Autonomía para tomar sus propias decisiones y plantearse sus metas; y disciplina para poderlas cumplir.
Con el registro Invima en la mano, lo que siguió para Carmen fue buscar nuevos clientes. Participó en un concurso y fue seleccionada para llevar los dulces típicos a la cadena de hoteles Charleston. Buscó un grupo de palenqueras que le ayudaron a vender.
Comercializó sus cocadas en un almacén del aeropuerto. Abrió un correo electrónico y comenzó a enviar las cotizaciones de sus dulces a clientes en toda Cartagena. Además, comenzó a sacar nuevas variedades de cocadas (de coco con piña, con mora, con corozo y con guayaba) para atender distintos eventos en la ciudad.
Con estos avances buscó ayuda de la Fundación Minuto de Dios, que la ayudó con capacitación, con el diseño del empaque, del logo y de la marca. Luego fue Proexport quien la contrató para que hiciera los dulces de los cruce- ros que llegaban a Cartagena.
Los Dulces del Portal ya tienen planta, permisos, una buena contabilidad, una red de clientes y cuatro mujeres cabeza de familia que trabajan con ella. Carmen es una cartagenera entusiasta. En los nueve años que lleva el negocio, no ha parado de tocar puertas ni de trabajar.
Cuando vaya a solicitar un crédito verifique que la entidad o corporación que le hace el préstamo sea seria y responsable. Fíjese bien a cómo están los intereses del mercado y compárelos con lo que le ofrecen. Tenga en cuenta que el préstamo que haga sea para invertirlo en su negocio y no para pagar las cuentas personales del día a día.