Cuando el hombre puso el poder y la velocidad del electrón al servicio del almacenamiento y procesamiento de datos, escritos, imágenes y sonidos, generó una acelerada y profunda revolución en su vida. Nació la informática: el manejo de la información de manera automática.
El computador, la gran herramienta, creó un mundo nuevo, un hombre nuevo. El manejo de grandes paquetes de información a velocidades inimaginables se volvió una tarea rutinaria y casera.
Los primeros computadores eran verdaderos mamotretos que ocupaban grandes bodegas. ¡Pesaban hasta 30 toneladas! En 1971 aparecieron los microchips: circuitos electrónicos del tamaño de una uña. Los viejos computadores fueron reemplazados por aparatos de uso personal.
Hoy en día, un computador de uso casero es mucho más inteligente y veloz que el usado para planear, coordinar y controlar el primer viaje a la Luna. El computador es cada día más rápido, más pequeño y de mayor capacidad.
El computador hace operaciones matemáticas y archiva. Pero si se le “enseña”, es decir, se le programa, puede hacer muchas cosas más. Jamás hace lo que no le han “enseñado”. Necesita que el hombre lo programe. Cada día hay más programas que lo ponen a hacer maravillas: dibujar, hacer planos, escribir música, retocar fotografías.