Oscar Wilde
Había una vez un hombre muy querido en su pueblo porque contaba historias. Todas las mañanas salía al campo, y cuando volvía por las noches, los trabajadores de la aldea, tras haber bregado todo el día, se reunían a su alrededor y le decían:
—Vamos, cuéntanos, ¿qué has visto hoy?
Él empezaba:
—He visto entre los árboles a un fauno que tocaba una flauta y que obligaba a danzar a un grupito de dioses del bosque.
—Sigue contando, ¿qué más has visto? —decían los hombres.
—Al llegar a la orilla del mar he visto, sobre la cumbre de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.
Y los hombres lo apreciaban porque les contaba historias.
Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas… Mas al llegar a la orilla del mar vio a tres sirenas, tres sirenas que sobre la cumbre de las olas peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y, al continuar su paseo, llegando cerca del bosque, vio a un fauno que tocaba su flauta y a un grupito de dioses… Aquella noche, cuando regresó a su pueblo, tal como los otros días, sus amigos le preguntaron:
—Vamos, cuenta: ¿Qué has visto?
Él respondió:
—No he visto nada.