Los indígenas emberá, de Antioquia y Chocó, cuentan que en la Tierra existía una escalera de cristal para subir al cielo, conocido como el mundo de las cosas azules. Por esta escalera los emberá podían subir a conversar con Karagabí, dios principal, a la vez femenino y masculino. La condición para subir al cielo era no tocar las flores que adornaban la escalera, pero alguna vez una mujer subía por ella con su hijo a la espalda y el niño tomó una flor, se rompió la escalera y, con ella, la posibilidad de visitar el mundo de arriba. Ahora solo es posible comunicarse con este mundo a través del pensamiento. Dicen que Karagabí, dios de los emberá, sostiene al mundo en su mano derecha y, cuando lo cambia de mano, la Tierra tiembla. Arriba están también los niños de los dioses, y cuando ellos juegan con tambores, aquí en la Tierra oímos que truena.
Ilustración: María Luisa Isaza