Nicolás Buenaventura Vidal (Colombia, 1962)
De la tradición oral judía
Pintura: La planchadora — Eladio Vélez (Colombia, 1897–1967)
I
Cada vez que aparecía en el cielo la nube negra de la tormenta,
que amenazaba con acabar el caserío,
un consejo de ancianos iba a un lugar preciso del bosque.
Encendía un pequeño fuego y levantaban a los cielos una hermosa plegaria.
La amenaza desaparecía y las nubes se dispersaban.
II
Tiempos más tarde, las nubes negras aparecieron sobre la aldea.
Un grupo de adultos fue al lugar preciso del bosque.
Encendieron el pequeño fuego y, levantando a los cielos la mirada, dijeron:
No conocemos la plegaria, pero hemos llegado al lugar y hemos encendido el fuego.
¡Eso debería bastar!
Y eso bastó porque las nubes se deshicieron.
III
Años después, las nubes negras gravitaron sobre el pueblo.
Un grupo de hombres y de mujeres fue al lugar preciso en el bosque.
Mirándose los unos los otros dijeron:
No conocemos la plegaria y no sabemos encender el fuego,
pero hemos llegado al lugar. ¡Ojalá sea suficiente!
Y fue suficiente porque las sombras desaparecieron.
IV
Recientemente las nubes negras oscurecieron el cielo sobre la ciudad.
En una plaza, un joven se tomó la cabeza y dijo:
No conozco la plegaria, no sé encender el fuego y he olvidado como se llega al lugar…
¡Pero conozco la historia! Tal vez sirva…
La prueba de que la historia sirvió es que todavía la sombra no se ha devorado el mundo.