En el año 2019 desde la Fundación Secretos para contar iniciamos la entrega de nuestra séptima colección, con la ilusión de recorrer nuevamente todo el departamento de Antioquia llevando lectura a las familias del campo.
Visitar cada rincón para encontrarnos con el cariño y el agradecimiento de sus habitantes es sin duda una de las razones que más nos motivan para seguir hacia adelante. Sin embargo, en marzo de 2020 todo cambió. La vida le dio la vuelta a todo el equipo Secretero y nos puso frente a un panorama totalmente desconocido e incierto.
De un día para otro las montañas parecieron más lejanas, los pueblos y veredas inalcanzables, las carreteras dejaron de existir, los caminos se cerraron, las distancias se prolongaron… “No hay manera de llegar, todo está cerrado, no podemos entrar a los municipios, no hay cómo llegar a las escuelas, ya no podemos acercarnos a las familias…”.
“Nuestro gran diferenciador siempre había sido llegar a dónde nadie más llega, por eso cuando nos encerraron tuvimos temor”, así explica Vanessa Escobar, Directora de Educación de la Fundación, la llegada de la pandemia.
Sin embargo, en la Fundación fuimos encontrando el camino para hacerle frente a este nuevo panorama. Los libros de colecciones pasadas que las familias rurales atesoraban en sus casas cobraron gran significado en ese momento.
“La Secretaría de Educación del departamento sacó una circular recomendando que los maestros les pusieran trabajos a los estudiantes a partir de los libros de Secretos para contar porque eran el único material que todos tenían”, explica Vanessa.
Teniendo en cuenta esto, desde la Fundación creamos el Plan Lector para primaria, las guías Reconocer de la séptima colección en versiones para maestros y para estudiantes, la guía Reconocer 5 y 6 para trabajar las dos colecciones anteriores, la guía Reconocer Bases de los aprendizajes para que los estudiantes de preescolar, primero y segundo pudieran trabajar en casa con la ayuda de sus familias.
También distribuimos materiales de trabajo para los proyectos pedagógicos productivos como la Bitácora exploradores, la Guía Exploradores de la vereda, la Bitácora Larutanatural y las Guías complementarias de Larutanatural para que los avances en este componente continuaran en los municipios que hacen parte de ERA.
Todas estas estrategias apoyadas en los libros de Secretos para contar facilitaron a maestros y estudiantes los procesos de estudio en casa, ya que las familias rurales contaban con los libros en sus hogares y podían hacer profundizaciones en las temáticas o realizar lecturas complementarias.
“Con estos materiales empezamos a hacer talleres de maestros a través de plataformas virtuales. Desarrollábamos el taller y les empezábamos a mandar insumos e información para que ellos, a su vez, los enviaran a sus grupos de WhatsApp en cada vereda”, comenta Vanessa.
Esto permitió que, por primera vez en la historia de Secretos para contar, atendiéramos 104 municipios de Antioquia de manera simultánea. Como siempre, los maestros siguieron siendo nuestros principales aliados para estar cerca de las familias.
Durante los primeros meses, en la Fundación nos dedicamos a realizar acompañamiento desde la virtualidad. Luego, nos apoyamos en las personas de la comunidad para enviar los libros a través de los maestros, el personal del PAE, los chiveros, entre otros.
Esto no duró mucho tiempo pues en cuestión de unos meses, el equipo de la Fundación pudo salir a campo. Seguimos yendo de vereda en vereda a realizar entregas solamente con un grupo pequeño de madres de la comunidad.
Según explica Vanessa, uno de los principales desafíos de esta situación fue la conectividad: “Entre los mayores desafíos que tuvimos que asumir durante este tiempo se encuentra la conectividad, pues en las zonas rurales de Antioquia esta es casi nula. También fue un proceso en el que trabajamos para familiarizar más a los maestros con las herramientas digitales, a través de tutoriales que les enseñaran a manejarlas de mejor manera”.
Las cosas fueron retomando su rumbo y, finalmente, regresaron los talleres de promoción de lectura con las familias, con normas de bioseguridad y protocolos, que empezaron a hacer parte de la cotidianidad. Actualmente, nos encontramos finalizando el proceso de entrega de la séptima colección, una colección que trajo consigo situaciones inesperadas, cambios constantes y grandes aprendizajes. “De todo este proceso nació una estrategia que abre una nueva manera para estar con las familias y los docentes y hace de nuestro proceso algo pedagógico: esta es la estrategia virtual”, puntualiza Vanessa.