Somos muy afortunados si tenemos un nacimiento, un manantial o una quebrada en la finca. Estos lugares se deben conservar con plantas amigas del agua, como caracolí, cajeto, amarrabollo o guadua (fichero de plantas, pág. 101) y además se deben cercar para protegerlos de animales (como caballos, vacas o cabras) con el fin de que pueda crecer la vegetación nativa, la cual se encarga de conservar la humedad.
Si contamos con la autorización de la Corporación Autónoma Regional que opere en nuestro municipio, podemos construir una bocatoma para recoger el agua. Esta bocatoma consiste en una pequeña represa que se hace con piedras, ladrillos, cemento, y una rejilla para evitar el paso de hojas, ramas o piedras. Para esto debemos conocer la cantidad de agua que podemos utilizar, ya que cada parcela tiene acceso a una cantidad limitada y debe haber unos niveles mínimos y máximos de agua para asegurar un flujo continuo del líquido. La bocatoma se debe revisar después de aguaceros y borrascas para garantizar el flujo normal del agua.
Desde la bocatoma, el agua se conduce al tanque desarenador por una tubería plástica o una manguera. Este tanque debe estar dividido por un muro que no deje pasar la arena, pero que sí permita que el agua llegue al tanque de almacenamiento. Las medidas dependen de los caudales y de la cantidad de agua que se quiera utilizar.
Es muy importante hacerle mantenimiento periódico al tanque desarenador para que no se llene de arena. Desde este tanque se transporta el agua hacia la casa y los bebederos de los animales por tuberías. La tubería que transporta el agua hacia la casa debe contar con una rejilla a la salida del tanque.