Anónimo
La historia cuenta que había dos hermanos que se querían con toda el alma. Ambos eran agricultores. Uno se casó y el otro permaneció soltero.
Decidieron seguir repartiendo toda su cosecha a medias.
Una noche, el soltero soñó: ¡No es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de trigo que yo que estoy solo. Iré por las noches a su granero y le añadiré varios sacos sin que él se dé cuenta.
A su vez, el hermano casado soñó también una noche: ¡No es justo! Yo tengo mujer e hijos y mi futuro estará con ellos asegurado. A mi hermano, que está solo, ¿quién lo ayudará? Iré por las noches a su granero y le añadiré varios sacos de trigo sin que sé de cuenta.
Así lo hicieron ambos hermanos. Y ¡oh, sorpresa! Ambos se encontraron en el camino, una misma noche, portando sacos el uno para el otro.
Se miraron, comprendieron lo que pasaba, y se abrazaron con un abrazo de hermano, aun más fuerte que antes, y para siempre.