Un dolor intensísimo que va y viene, que puede estar localizado a un lado de la espalda o en el abdomen debajo de las costillas; lo puede acompañar un dolor bajito en la ingle. A veces, aparecen náuseas, escalofríos y observamos sangre en la orina.
Debemos tomar mucho líquido para evacuar la piedrita por la orina. Casi siempre los cálculos salen solos.
En casos extremos y si reconocemos con certeza que es un cálculo, podemos tomar una pastilla o inyección de analgésico que quite el dolor mientras llegamos al hospital (una buena combinación es ibuprofeno y Buscapina, si no hay contraindicaciones). Cualquier dolor abdominal puede ser una apendicitis u otra condición que requiera cirugía; por esto, es mejor ir a urgencias.
A veces, los cálculos son muy grandes y requieren un tratamiento especial o cirugía para sacarlos (esto lo define siempre el médico). Otras veces necesitan tratamiento con antibiótico porque vienen acompañados de infección.