Voy a empezar contándoles lo poco que sé — dijo el viejo Jacobo. —Colombia está localizada en el noroeste de Suramérica. Esto le trae muchas ventajas. Una de ellas es que tiene costas en dos océanos: el Atlántico y el Pacífico. La otra es que hace miles de años muchas especies de animales y de plantas, en su viaje por el continente americano, tanto de norte a sur como de sur a norte, hicieron de Colombia su casa. Por eso, y por la variedad de ecosistemas, Colombia es uno de los pocos países del mundo considerado megadiverso. ¡Un solo árbol de una selva colombiana puede albergar más diversidad que la de todo un país europeo!
—¡Un amigo de mi papá vive en el Amazonas! —dijo Rosana, contenta por poder contar su historia—. Él me dice que el río Amazonas es tan grande que si te paras en una orilla no puedes ver la otra, como si el río quisiera ser un mar. Cuenta que los indígenas Huitoto, con los que vive, se mueven hábilmente en la selva, como dentro de una gran ciudad hecha de árboles, ríos y lianas, y que en los días de fiesta preparan sus casas o malokas, se ponen sus máscaras y hacen retumbar los tambores de maguaré por toda la selva para llamar a los invitados. ¡Hasta los delfines rosados salen a ver de qué se trata la fiesta!
—Yo quiero decir algo más—les dijo Rosana—. Colombia tiene alrededor de 1.900 especies de aves. En la tierra tiene animales grandes como el tapir, el puma y el jaguar; medianos como el tigrillo y la guagua; pequeños como la comadreja y ciertas especies de venados; lentos como los osos perezosos, y saltarines como los monos. En el agua nadan millones de peces, y en algunas ciénagas se pasean animales gigantes como los manatíes y juguetones como las nutrias.