Que tanto el horno de leña como el motor funcionan gracias a la combustión, una reacción química en la que un material se quema y libera calor. La combustión se produce solo cuando se encuentran tres elementos: calor (fuego de un fósforo o chispa del encendido), combustible (la madera o la gasolina) y oxígeno (presente en el aire).
Hay materiales que arden más fácilmente que otros y son, por lo tanto, mejores combustibles. Eso lo podemos comprobar cuando prendemos una fogata o un horno de leña: el papel y el cartón arden rápido y propagan el fuego ayudando a encender la madera. Otros materiales, como los metales o el barro, no son combustibles, no se queman, y no sirven para producir calor.
En el interior del motor del carro, la gasolina (combustible) entra en contacto con la chispa del encendido del motor (calor) y con el aire (oxígeno) y se produce la combustión. La combustión libera una energía que se transforma en movimiento y se transmite del motor a las llantas del carro. Por esa razón rueda, se mueve y puede transportarnos.
Cuando encendemos una vela, cuando prendemos una estufa de gas, cuando utilizamos un encendedor y cuando prendemos la mecha de un globo.
La combustión produce altas temperaturas que si no se controlan pueden llegar a recalentar y fundir el motor del carro. Por eso, todos los motores tienen sistemas de enfriamiento. Algunos lo hacen por medio de un ventilador que pone a circular aire fresco alrededor del motor y otros lo hacen poniendo a circular agua fría. Nuestros cuerpos, cuando se calientan, también necesitan refrigeración. Por eso producen sudor cuando hacemos un ejercicio fuerte.