Esta ave recibe su nombre por la curiosa forma de sus nidos, que cuelgan de los árboles como mochilas. Los machos andan por las ramas espantando a sus rivales, mientras las hembras son las que realizan estos increíbles tejidos. Estos nidos son resistentes, frescos y cómodos para los polluelos, y al mismo tiempo los protegen de los depredadores y el clima.
Estas aves diminutas vuelan con maestría batiendo sus alas hasta 80 veces por segundo. Hacen nidos con fibras vegetales, musgo y tela de araña, así cuando sus polluelos nacen, cuentan con un hogar cálido y acolchonado. Las madres los alimentan de tres a cuatro semanas, yendo al nido más de cien veces al día.
Este pájaro hace honor a su nombre, y como buen sastre sabe coser hábilmente. Con su afilado pico toma varias hojas, las perfora por los bordes y pasa una fibra vegetal o un hilo de telaraña por entre los huecos hasta que las hojas quedan cosidas con unas puntadas perfectas. Así, fabrica un nido para sus polluelos muy diferente a otros del reino animal.