Que tanto en el vuelo de las aves como en la cobija se presenta un fenómeno llamado convección, que es transferencia de calor a través de corrientes de agua.
A las aves les gusta el calor y lo persiguen en el aire porque les ayuda a volar. Cuando el aire se calienta sube, como sube el humo. Es como si venteara hacia arriba. Las aves, como los cóndores y los gallinazos, aprovechan estas corrientes ascendentes y se meten en ellas para subir sin aletear. ¿Pensaste que el gallinazo había llegado tan alto moviendo las alas? El trabajo lo hicieron las corrientes de convección.
Debajo de la cobija hay corrientes de aire que llamaremos corrientes de convección. Y como ocurre con todas las corrientes calientes (el humo, el vapor), el aire caliente cercano a nuestro cuerpo sube. Una vez llega a la cobija, que está más fría, y se devuelve. Luego nuestro cuerpo vuelve a calentar el aire y sube haciendo una y otra vez el mismo recorrido. Así que es el cuerpo el que calienta la cobija y no al revés.
Debajo la ruana o del abrigo que nos ponemos hay corrientes que viajan calientes de nuestro cuerpo a la tela y se devuelven. En la olla, mientras hervimos leche, verás que las burbujas suben pegadas a los extremos de la olla caliente, donde está más alta la temperatura.
El vapor que sube de los sembrados al amanecer es una corriente de aire que asciende a medida que el Sol calienta el suelo.