Que tanto el cubo de hielo como la barrita negra del lápiz son cristales. El hielo es un cristal transparente de agua y el grafito del lápiz es un cristal negro de carbono.
El grafito negro del lápiz, como todos los cristales, tiene una estructura interior invisible organizada en forma de redes como un anjeo. No todos los cristales son transparentes, ni todos son duros: hay cristales líquidos, como los de la pantalla de los celulares, que al tocarla se mueve y cambia de color.
El hielo es un cristal que se derrite. En su interior, cada cubo tiene una estructura en forma de malla ordenada, propia de los cristales. El granizo es, entonces, un aguacero de cristales. Mientras cae, el granizo se va transformando y logra hasta 12 formas de cristalización diferentes. Si pudiéramos verlo con un microscopio, descubriríamos adentro formas parecidas a flores o a estrellas. Cuando el agua se cristaliza en hielo, podemos ver puntos, hilos y agujas de agua congelada que al calentarse se derriten.
En los cuarzos, cristales de roca transparentes que por su luminosidad fueron llamados en la antigüedad “luces congeladas”. Como los encontraban enterrados en las montañas, decían que los cuarzos eran las “venas de la Tierra”. También son cristales el diamante, la sal, el azúcar. Muchos objetos usados diariamente tienen cristales aunque no parezca: la llave de la casa, el cuchillo de acero o la silla plástica. Tienen estructuras invisibles, ordenadas en redes que se repiten, propias de los cristales.
Cuando el azúcar está en grano, es un cristal, y cuando se calienta para convertirse en caramelo, es un vidrio, ¡un vidrio dulce! Los granos de azúcar son pequeños cristales que al calentarse rompen su estructura interna, ordenada como un anjeo, y forman estructuras irregulares, desordenadas, como las del vidrio. Así, vemos en el algodón de azúcar hilos de vidrio que forman aquella deliciosa nube rosada.