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El compadre rico y el compadre pobre

El compadre rico y el compadre pobre

El compadre rico y el compadre pobre

DE LA TRADICIÓN UNIVERSAL

En una aldea vivían dos compadres: el uno era muy rico y poseía numerosos bienes, mientras que el otro era pobre y solo tenía un rancho y un burro en el que cargaba leña para vender.

Un día, el compadre rico quiso burlarse de su compadre pobre y le dijo que en un pueblo vecino estaban comprando cueros de burros a muy buen precio, que por qué no mataba el burro, le sacaba la piel y la vendía, y de esta manera saldría de pobre. Como el compadre pobre era muy sumiso y humilde a la vez, hizo lo que el compadre rico le había dicho: mató el burro, lo peló, y se fue a vender el cuero al supuesto pueblo que le había dicho su compadre rico. Como había partido bien entrado el día, lo agarró la noche en la mitad de la selva, y no encontró más modo que pasar la noche encaramado en un árbol con cuero y todo.

 

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Entrada bien la noche, unos ladrones que habían robado un banco, y traían gran cantidad de dinero de distintas denominaciones en billetes, se pusieron a contar el botín debajo del árbol para repartirlo entre sí. El compadre pobre comenzó a temblar de miedo por temor de que lo descubrieran y le hicieran daño, y quebró la rama donde estaba el cuero colgado, produciendo un ruido estruendoso. Los ladrones huyeron despavoridos.

Al día siguiente, el compadre pobre se bajó del árbol para continuar su camino. Cuál no sería su sorpresa al levantar el cuero del burro y ver que arropaba gran cantidad de plata, de la que el compadre pobre llenó varias mochilas antes de regresarse para su rancho.

El compadre rico, al verlo venir, se “carcajiaba” porque le había hecho matar el burro con el que se ganaba la vida. Pero su sorpresa fue mayor al ver a su compadre cargando mochiladas de plata, y el compadre pobre le daba las gracias por la idea de matar el burro y así salir de pobre.

Como el compadre rico era envidioso y avaro, mató todos los burros que poseía, les sacó el cuero, y se fue por el mismo camino que había tomado su compadre antes pobre. Con tan mala suerte que lo agarró la noche en medio de la selva y vinieron las fieras y se lo tragaron con cueros y todo terminó de esta manera, en una forma muy miserable, sirviendo de pasto a las fieras.

Edgard Leonidas Galindo «Matraca».

Publicado en: La enciclopedia del folclor terrígeno, mitos y leyendas del Tolima grande.

Ibagué. 2007.

Ilustración: Alejandra Estrada.

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