Toda la vida de nuestro planeta nació en el agua y gracias a ella todos los seres, ya sean humanos, animales o plantas, continúan vivos y reproduciéndose.
Hace millones de años, en las aguas del único océano que existía, apareció la primera célula y desde entonces este líquido precioso es la clave de la existencia. Hoy en día seguimos naciendo en el agua: el embrión de una semilla, el feto de un animal o un nuevo ser humano solamente pueden gestarse y continuar su vida si el agua está presente.
El agua es tan fundamental para la vida que tres cuartas partes de nuestro planeta están cubiertas de ella, y nuestro cuerpo está compuesto por una proporción de agua semejante.
Gracias al agua presente en la savia de las plantas, en los líquidos digestivos y en la sangre de los animales, los nutrientes se pueden asimilar y transportar hasta los tejidos. Incluso las toxinas del cuerpo se eliminan con la orina, también formada por agua.
Las ciudades y los campos no podrían existir sin agua. Necesitamos de ella para realizar las actividades cotidianas más sencillas, como bañarnos, cocinar, lavar, mantener limpia la casa, regar nuestros sembrados y mantener sanos a nuestros animales.