Que tanto en los pulmones como en la gaseosa se presentan gases mezclados con líquidos.
La sangre es un líquido que, antes de pasar por los pulmones, tiene gases, especialmente dióxido de carbono. En los pulmones expulsa el dióxido de carbono, adquiere oxígeno y lo reparte por todo el cuerpo. Los pulmones procesan unos 4 litros de aire por minuto en los alvéolos, 750 millones de tubitos en los dos pulmones. En ellos se oxigena la sangre y se expulsa el dióxido de carbono. Sin ese intercambio sería imposible nuestra vida.
Las gaseosas, llamadas también bebidas carbonatadas, son una mezcla de un líquido con un gas: el dióxido de carbono, que la hace efervescente. Es el mismo gas que contiene la sangre que corre por nuestras venas, antes de que sea oxigenada. En la cerveza o el vino espumoso también hay gas, pero éste, a diferencia de los refrescos, tiene alcohol. En sus orígenes en 1885, las gaseosas eran recetadas como medicamentos.
Cuando echas bicarbonato al agua con limón, cuando echas en agua sal de frutas o Alkaseltzer, cuando bates la clara de huevo a punto de nieve, cuando haces espuma con el jabón y en la soda o el agua con gas.
Cuando metemos un pitillo a un vaso con gaseosa, el pitillo primero se hunde pero de repente lo vemos subir: las burbujas del gas carbónico, que hacen a la gaseosa efervescente, se pegan a él y lo levantan.
El frío conserva el gas de los refrescos y el calor lo elimina. Deja una botella destapada sobre una mesa y verás como pierde su efervescencia.