En 1977, Luis Eduardo y Regina adquirieron en Medellín una fábrica de faroles de papel para vender en Navidad. En 1980, la pareja se trasladó a Ibagué y con ellos viajó la fábrica.
Una vez se instalaron, identificaron varias familias que tuvieran necesidad de empleo y que pudieran trabajar desde sus casas. Hoy, casi cuarenta familias viven de hacer faroles de Navidad. Las familias reciben capacitación, los materiales y Regina y su equipo les hacen seguimiento para garantizar la calidad.
Después de trabajar todo el año para producir alrededor de un millón de faroles que venden en los almacenes de cadena, todos se reúnen en la oficina el 24 de diciembre y celebran porque con sus manos iluminaron miles de hogares colombianos.
Gracias a su esfuerzo, Regina y Luis Eduardo han creado, más que una empresa, una gran comunidad.