Los juguetes preferidos a esta edad son generalmente objetos comunes y corrientes que el niño va coleccionando a su capricho, ya sea porque le gusta su forma, porque suenan o porque tienen algún valor emocional. Una coca con agua, tarros y cajas con piedras adentro pueden ser la felicidad.
Al niño le fascina arrastrar objetos; es feliz corriendo y trepando y le gusta montar a “caballito” en un palo, en una persona o en un animal. Le gustan los movimientos bruscos, el vértigo hasta cierto punto, y cualquier reto físico.
Le gusta oír las conversaciones de los adultos en la mesa del comedor, y durante las reuniones quiere ser el centro de atracción. Le gusta escuchar música que lo invite a bailar y a moverse con el ritmo.
Salga con el niño a caminar y a correr por los alrededores de su casa. Sugiérale que suba a los árboles pequeños y que coja algunos frutos que estén a su alcance. Permítale que de regreso lleve algunos objetos a su casa, y ayúdele a guardarlos para que después juegue con ellos.
Entréguele al niño un talego o costal lleno de objetos y juguetes; anímelo a abrirlo, a sacar el contenido, a manipularlo, a volverlo a guardar y a cerrar nuevamente.
Recoja con el niño piedras pequeñas, lávelas y manténgalas a mano en un recipiente para que juegue con ellas cuando lo desee.
Estimúlelo a armar torres con objetos de la casa como cojines, cajas vacías o trozos de madera.
Léale cuentos y cántele canciones.
Patee una pelota grande al caminar y pídale que la coja con sus manos y que la vuelva a tirar