Primero estaba el mar, todo estaba oscuro. No había sol ni luna, ni cosa alguna. El mar estaba en todas partes, el mar era la madre. La madre no era gente, era pensamiento y memoria.
Entonces los días partieron de oriente y se echaron a caminar.
El primer día sacó de sus entrañas el cielo y la tierra.
El segundo día hizo la escalera por donde baja la lluvia.
Del tercer día salió la primera luz. El cuarto día hizo el viento y con él aparecieron los primeros sonidos.
Dentro del sol, el quinto día moldeó la piedra y el árbol.
En lugares donde no había nada, el sexto día puso tierra y a los animales a vivir en ella.
El séptimo día mojó la tierra y con barro amasó un cuerpo como el nuestro.
Por voluntad del octavo día la tierra y el cielo se inclinaron y pudieron encontrarse.
El noveno día creó los ciclos y así comenzó a aparecer la muchedumbre.