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La geografía de Colombia

La geografía de Colombia

La Colombia quebrada y la Colombia plana

 

La Región Andina: la casa de los cóndores

La cordillera de los Andes es la formación montañosa más larga del mundo. Atraviesa Sudamérica de sur a norte. Pasa por siete países pero solo en Colombia se divide en tres.

El valle del Magdalena —río que pasa por 10 de los 32 departamentos del país— es, al contrario, amplio.

La cordillera Central es la más antigua, por eso es la más volcánica. Y este suelo volcánico es bueno para que crezca el café: allí, en Manizales, Palestina y Chinchiná, están los cafetales más grandes del país.

Andes viene de una palabra quechua —idioma que hablan los indígenas de los altiplanos de Perú y Bolivia— y quiere decir metal.

Y gran parte de la riqueza minera del país está escondida en sus tres ramales de montañas.

 

El Caribe: mar, llanuras,montañas, desierto…

La Región Caribe es casi toda plana;.En las inmensas sabanas se cultiva algodón… hay inmensos potreros dedicados a la ganadería extensiva.

Pero tiene también montañas. Las tres cordilleras, cuando se humillan y pierden altura, se disuelven en serranías que terminan en la Región Caribe: Abibe, San Pablo, San Jerónimo, Ayapel… 

Está además la Sierra Nevada de Santa Marta, que ocupa retazos de tres departamentos: Magdalena, Guajira y Cesar. Es una fábrica de agua: sus ríos alimentan los acueductos de cinco ciudades y varias poblaciones. ‘La Nevada’, como la llaman los nativos, tiene montañas tan empinadas que parecen paredes. Tiene doce picos: el Simón Bolívar y el Colón son los más altos de Colombia. ¡Pasan de los 5700 metros! Para los indígenas, la Sierra es la Madre, el corazón del mundo.

En el Caribe está también el complejo lagunar más grande del país: la Ciénaga Grande de Santa Marta, 16 ciénagas que se comunican entre sí por caños. Hay poblaciones metidas en ellas. Las casas son de madera y están trepadas en zancos. Sus habitantes son pescadores. Son pueblos lacustres o palafíticos, es decir, pueblos en medio del agua: Nueva Venecia, Trojas  de Cataca y Buena Vista  son sus nombres.

A esta región pertenece también el más grande desierto del país: la Guajira. Los periodos de lluvia allí son muy cortos. En medio del desierto, al nororiente de la Guajira, esta la serranía de Macuira. Para los indígenas Wayúu es un sitio sagrado donde  se da una alianza mágica entre la tierra y el cielo: es un bosque húmedo en medio de la aridez del desierto. Las plantas “toman la humedad de las nubes” que se estrellan contra la serranía.

 

Una multitud de árboles: la Selva Amazónica

Los ríos son los caminos de la selva. Allí solo hay pequeños trozos de carretera como la que une los ríos Caquetá y Putumayo, entre La Tagua y Puerto Leguízamo, o los 23 kilómetros que unen el río Inírida con el Guainía.

Muchos ríos tienen rápidos o raudales, los nativos los llaman cachiveras. El que tiene los más bellos raudales es el Inírida. A orillas de este río, en verano —como en todos los ríos de la selva—, aparecen playas de arena muy blanca que chirrean cuando se camina sobre ellas. A orillas del Inírida están los cerros de Mavicure. Son como tres conos gigantescos, grises, pelados. En uno de ellos, dice la leyenda, se esconde la indígena Inírida llorando una pena de amor.

Y en las selvas del Caquetá hay una serranía formada de rocas monumentales, llena de cuevas, rica en plantas y animales donde los científicos encontraron las huellas de arte pictórico más antiguas de la Amazonia colombiana. Ahora es un parque:  Chiribiquete, una de las joyas de nuestro pasado cultural.

 

Una inmensa sabana llena de ganado: los Llanos Orientales

Así se imaginaba Fulano de Tal los Llanos Orientales. El buen llanero lleva siempre su margalla —mochila en la que carga su hamaca, una manta y un poncho para protegerse de la lluvia—. A los 12 años es capaz de tumbar una vaca o un toro halándolo de la cola. Hacer esto, a caballo, es la base del deporte que llaman coleo.

En el Llano hay cuatro meses de verano total —de diciembre a marzo— y ocho de invierno total —de abril a noviembre—. En invierno, buena parte de la llanura se inunda. Hace mucho tiempo la gente compartía, en las partes altas, sabanas comunitarias. Así el ganado no moría por falta de pasto. En algunas zonas se mantiene esta buena costumbre.

El Llano está cruzado por ríos. Cada 15 kilómetros, por ejemplo, hay una fuente de agua en Casanare, llámese río, caño, quebrada. Pero tiene un río especialmente importante: el Meta. Mide mil kilómetros y es otro camino que tiene Colombia para salir al mar. El río Meta es la vía de comunicación más importante para los habitantes del Meta, Casanare y Vichada. Desemboca en el Orinoco, que regala sus aguas al océano Atlántico.

En el Llano hay montículos, muy bajos, y una serranía, la Macarena. Ésta parece una inmensa ballena plantada en medio de un mar de pasto. Mide 120 kilómetros de largo por 30 de ancho. Allí viven animales y plantas propios de la montaña, el llano y la selva. Y existe un riachuelo, caño Cristales,  de cinco colores: rojo, verde, amarillo, azul y negro por las algas que cubren las piedras del lecho.

En los Llanos Orientales, además, está el ombligo de Colombia. El alto de Menegua, en Puerto López, es justo el centro geográfico del país. ¡Dicen que es un lugar privilegiado para mirar las estrellas! Este puerto sobre el Meta fue muy importante cuando pasaban por allí barcos de vapor.

La economía en los Llanos se basa principalmente en la ganadería extensiva y en la extracción de petróleo. Allí se encuentran algunos de los más importantes yacimientos petrolíferos de Colombia.

La magia del Pacífico

Una franja angosta de tierra plana, encajonada entre la cordillera Occidental y el océano Pacífico: así es esta región del occidente del país formada por retazos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó. La cordillera es como una barrera donde se estrellan los vientos que vienen del mar. Por eso es tan lluviosa.

El océano Pacífico es, a pesar de su nombre, un océano inquieto. Las mareas son muy fuertes. El mar sube y se aleja dejando al descubierto enormes playas. Las casas, en la costa, se construyen sobre zancos. Así se evitan inundaciones cuando las olas suben.

De Cabo Corrientes —en el Chocó— hacia el norte corre la serranía del Baudó, pegada al mar. Hacia el sur, los manglares forman un collar verde. Los árboles que crecen en estas zonas inundadas por aguas saladas y aguas dulces tienen raíces aéreas, como patas. Hay mucha vida en medio de la maraña de raíces. Son como salacunas de cangrejos, moluscos y peces. Hombres, mujeres y niños en sus pequeñas canoas se dedican a recogerlos en canastos.

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