Esopo (Grecia)
Un campesino tenía varios hijos a los que no les gustaba trabajar la tierra. Por eso el hombre temía que, a su muerte, ellos vendieran la viña y salieran a vagar por el mundo.
Sintiendo que la muerte se aproximaba, llamó a sus hijos y les dijo:
—Quiero que sepan que durante mucho tiempo fui acumulando un tesoro que les dejo en herencia. Solo puedo decirles que se encuentra escondido en la viña. Pueden venderla si no les agrada trabajar la tierra, pero antes encuentren esa herencia que les dejo y repártansela como buenos hermanos.
Después de enterrar al campesino, los hermanos se dieron a la tarea de encontrar su herencia oculta en la viña.
Comenzaron por una punta y excavaron la viña sin dejar un centímetro de tierra sin remover. No encontraron tesoro alguno. Pero como las uvas ya maduraban, no quisieron vender la viña todavía. Y la viña, cuya tierra nunca había sido removida de esta forma, produjo en tal abundancia que los hermanos ganaron un dineral.
Entonces los hijos comprendieron que lo que su padre les había dejado era la inagotable riqueza que esconde la tierra y que solo entrega a los que año tras año se encorvan sobre el azadón para trabajarla.
(Ilustración: Carolina Bernal C.)