Hagamos un viaje al interior de la Tierra. Si empezamos por la superficie y nos adentramos por un hueco muy profundo, ¿qué veríamos? Como en algunos barrancos, veríamos capas de tierra con diferentes colores y texturas. La primera capa de la Tierra es la corteza, la misma en la que crece el pasto. Esta se divide en pedazos gigantes y profundos llamados placas tectónicas. Las placas se desplazan lentamente sobre roca derretida y, cuando ese movimiento es violento, se producen temblores de tierra y terremotos en las zonas continentales, y tsunamis y maremotos en las zonas oceánicas. Mucho más abajo hay roca derretida, magma o lava, material hirviente que sale expulsado por los volcanes que, al liberarse, regula la temperatura de la Tierra, renueva la corteza y, al enfriarse, produce nuevas rocas. En el centro del planeta está el núcleo, que tiene una parte sólida y una líquida. En su parte líquida, que está a altísimas temperaturas, se crea el campo magnético o escudo protector del planeta.