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Las plantas florecieron agradecidas

Las plantas florecieron agradecidas

Los indígenas chibchas o muiscas, de Cundinamarca, Boyacá y Santander, cuentan que en un principio todo era oscuridad. Una interminable noche sin Luna y sin estrellas cubría la Tierra y solo dos personas la habitaban: el cacique de Iraca y el cacique de Ramiriquí. Como eran familiares y amigos, resolvieron un día terminar con la soledad reinante. Se reunieron y acordaron llenar la Tierra de seres humanos. Hicieron muchas figuras de barro y luego construyeron otras más hermosas con juncos y bambú. Un soplo les dio vida, y así nacieron hombres y mujeres. Con el correr del tiempo, el cacique de Iraca empezó a sentirse triste en medio de las tinieblas y resolvió pedir al cacique de Ramiriquí que fuera a las alturas a traer la luz. El cacique llegó a una de las partes más altas y, de un momento a otro, se convirtió en el más refulgente de los astros: el Sol. Instantáneamente, la luz llegó a la Tierra y apareció toda la hermosura que nos rodea: las plantas florecieron agradecidas y hubo muchos frutos, los pájaros cantaron y el paisaje se mostró siempre esplendoroso.

Ilustración: María Luisa Isaza

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