Pertenecen a este grupo ranas, sapos, salamandras y cecilias. Colombia posee el mayor número de anfibios en el mundo con 827 especies, aproximadamente, reportadas hasta el momento, de las cuales 367 son endémicas, es decir, que solo existen en nuestro país; con frecuencia se reportan especies nuevas.
Los anfibios pueden vivir tanto en el agua como en la tierra. No viven en el mar. Mudan de piel y son de sangre fría. Algunos adultos respiran por la boca y los pulmones, pero la mayoría lo hacen a través de la piel; por esta razón, deben permanecer húmedos y viven cerca de las fuentes de agua.
Ranas y sapos sufren metamorfosis. Los renacuajos se alimentan de algas; las ranas y sapos adultos, con su lengua larga y pegajosa, se alimentan de insectos que en ocasiones pueden causar daños graves a la agricultura o transmitirles enfermedades a los seres humanos; por eso se dice que las ranas y los sapos son muy importantes como control biológico.
Las ranas son indicadores del estado de conservación de los ecosistemas y del grado de contaminación, ya que sus pieles son muy sensibles a la polución y radiación. Muchas especies de ranas son endémicas de Colombia. Actualmente hay más de 50 especies de ranas amenazadas por la destrucción, la contaminación, el deterioro de su hábitat y el comercio ilegal.