Ningún ser humano puede vivir en completo aislamiento; los humanos nos apoyamos unos a otros para alimentarnos, vestirnos, defendernos y cuidar a nuestros hijos; como dice el dicho popular, “La unión hace la fuerza”. Del mismo modo, los animales también se reúnen para cazar, alimentarse, defenderse, reproducirse, criar a sus pequeños y sobrevivir. Vivir en grupo tiene muchas ventajas, y algunos animales lo hacen sólo por un tiempo, mientras que otros permanecen juntos toda la vida. Algunas especies forman grupos sencillos, y otras, en cambio, tienen sociedades muy organizadas. También hay especies, como las mantis religiosas, los rinocerontes y los osos polares, en que los individuos prefieren vivir solos o en parejas, y se les llama especies solitarias.
Los monos, las tatabras, los cusumbos, los chigüiros, los sainos, los leones, los lobos, los ñúes, las cebras y los antílopes viven siempre en manadas, y se ayudan unos a otros. Leones y lobos, por ejemplo, cazan en manada, pues sus presas favoritas son más grandes que ellos y deben unir esfuerzos para tener éxito en la cacería.
Los animales también establecen leyes para asegurar el orden y la paz en su sociedad y es frecuente encontrar que algunos individuos tienen jerarquías de mando dentro del grupo. Según la especie, el que domina la manada puede ser el más grande, el más viejo o el más fuerte, y a menudo la autoridad se establece por medio de peleas entre varios miembros del grupo. El macho dominante suele tener la responsabilidad y el privilegio de defender el territorio, aparearse con las hembras y guiar a la manada.
Algunas especies, como los elefantes, los coatís o cusumbos y las ballenas blancas o belugas, conforman sociedades femeninas. En los elefantes, la manada está integrada por varias familias de una hembra con sus hijas y nietas y, generalmente, es una vieja hembra con más de 50 años y mucha experiencia quien conduce la manada. Los elefantes machos viven solitarios y aislados, y sólo buscan a las hembras para copular y reproducirse. En el caso de los titíes grises, una especie de monos, también son las hembras las que dirigen la manada.
Los delfines viven en grandes grupos y son muy inteligentes en sus relaciones sociales. Durante el nacimiento de un delfín, una o dos hembras rodean a la madre para protegerla del ataque de los tiburones y la pequeña cría es llevada rápidamente a la superficie del agua para que respire. Con frecuencia, las crías, las hembras y los delfines enfermos nadan en el centro del grupo para ser protegidos por los machos.
Algunas aves, como los vencejos, las garzas bueyeras, los pericos, los loros, las guacamayas, los carriquíes, los chamones, las tórcazas y los pisingos, conforman colonias que, en ocasiones, agrupan centenares de individuos. Otras especies, aunque no forman sociedades organizadas con jerarquías de mando y vínculos especiales entre sus miembros, prefieren las ventajas de vivir juntos y a veces conforman grupos de muchos individuos. Peces, como las sardinas, las amargas, los atunes y los bacalaos, viven en bancos o cardúmenes conformados por cientos de individuos que se desplazan juntos. Las langostas vuelan en grandes bandadas que parecen nubes, porque están conformadas por millones de individuos que viajan juntos en busca de comida; es tal su cantidad y su voracidad, que a su paso llegan a arrasar cientos y a veces miles de kilómetros de vegetación. Los cangrejos anaranjados de las playas del Pacífico forman grupos numerosos que se observan al atardecer.
Las abejas melíferas – Apis mellifera -, algunas especies de abejitas sin aguijón como las angelitas, las avispas, las hormigas y las termitas se conocen con el nombre de insectos sociales, porque viven en colonias conformadas por muchos individuos. Cada colonia está organizada de manera estricta y cada miembro desempeña un papel específico, a tal punto que ningún individuo puede sobrevivir solo y todos los miembros de la colonia realizan su tarea para asegurar la supervivencia del grupo.
Las hormigas viven en sociedades muy complejas que están conformadas por pocos o por millones de individuos. Cualquiera que sea el tamaño de la colonia, siempre se dividen en tres castas: una o más reinas, cuya función es poner huevos; los machos, generalmente alados, que tienen el papel de fecundar a la reina; y las obreras, que se encargan de recoger alimentos y almacenarlos, cuidar a la reina y a las crías, limpiar el nido y defender el hormiguero. En algunas especies hay hormigas ‘soldados’ que tienen grandes mandíbulas, y su trabajo consiste en triturar granos y otros alimentos para que puedan comer las demás.
Los nidos u hormigueros varían según la especie, pero siempre tienen varios compartimentos. Algunas especies excavan galerías y cámaras en el suelo, otras hacen montículos de tierra y de material vegetal, otras más viven en los troncos de los árboles o bajo las piedras. La mayoría de las hormigas son omnívoras, es decir, se alimentan de toda clase de vegetales y animales; algunas consumen semillas, otras néctar, vegetales, madera, hongos, insectos, arañas y, en ocasiones, aves y pequeños mamíferos. Las hormigas cumplen funciones muy importantes en el hábitat en donde viven: son controladoras de poblaciones consumiendo cantidades de insectos, evitando que su número crezca de manera desproporcionada; además, contribuyen a la descomposición de la materia orgánica, airean el suelo y sirven de alimento a muchos animales.
Hay abejas solitarias y abejas sociales. Al grupo de las abejas sociales pertenecen las abejitas angelitas, ‘las pegadillas’, ‘las tierreras’ y las melíferas. Cada colonia de abejas melíferas o de angelitas está conformada por una reina, que es la única que pone huevos; muchas obreras estériles que se encargan de las muchas tareas de la colonia como construir los panales, limpiar y defender la colmena, alimentar a la reina y a las larvas, recolectar néctar, polen y propóleo, fabricar la cera y la miel; y los zánganos, que son los machos encargados de fecundar a la reina.
Las abejas son muy importantes en su hábitat, porque desempeñan muchas funciones: son, quizás, los mayores polinizadores de las flores, con lo que ayudan a la formación de los frutos; son alimento de aves, avispas, arañas, anfibios, e incluso de algunos mamíferos; producen miel, cera y propóleo, productos que se emplean como alimento y medicina.
Las termitas construyen colonias de hasta un millón de individuos. La reina y el rey de cada colonia son los únicos que pueden reproducirse. Cuando la reina es fecundada crece tanto, que llega a medir hasta 11 centímetros de largo y no puede moverse. La reina de un termitero llega a poner hasta 30.000 huevos en un día. Las obreras la cuidan y la alimentan, dan comida a las larvas y construyen y mantienen el termitero, mientras que los soldados de grandes mandíbulas defienden la colonia.