Que tanto el machete, cortando filoso con su hoja de metal entre la yerba, como la lluvia de estrellas fugaces, viajando por el cielo, pueden producir luz y calor.
¿Has visto el chispero que suelta un machete cuando golpea una piedra, un tronco muy duro o un metal? Para que esas chispas salten, se necesita que el machete choque contra algo. ¡Estas chispas nacen de un golpe! Las chispas no son fuego, son luz y calor.
Las estrellas fugaces son restos de rocas, fragmentos de basura espacial, trozos de cometas y hasta pedazos de satélites que cuando flotan en el espacio no emiten luz, pero cuando entran a la atmósfera, al rozar violentamente contra el aire, se vuelven incandescentes. En ese rozamiento se produce luz y calor.
Cuando martillamos, cuando prendemos un fósforo, cuando se afila algún metal. Los expertos compradores reconocen un metal por las chispas que producen: algunos sueltan ramas luminosas, flechas, dardos, chorros. El acero produce chispas rojas y el acero inoxidable, con el que se hacen los cuchillos, chispas cafés en la raíz y blancas en las puntas que, además, se abren en horquillas.
Las estrellas son fugaces porque al entrar a la atmósfera se apagan, se “queman” y se desintegran antes de caer a la Tierra. Los fragmentos que caen a la Tierra se llaman meteoritos. Hay lluvia de estrellas cuando la Tierra pasa por cinturones de basura espacial y por enjambres de partículas de rocas. Millones de ellas entran diariamente a la atmósfera y hay fechas en las que, a simple vista, podemos detectar una cada minuto.