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Paro cardíaco

Paro cardíaco

Desmayo con pérdida del pulso y de la respiración y técnica de reanimación RCP

Es clave entender que en algunos casos es posible tomar medidas para revivir o reanimar a la persona, y devolver la función del corazón, los pulmones y el cerebro. Las causas más comunes de paro cardíaco son: el infarto, el ahogamiento, la electrocución y la obstrucción de las vías aéreas, entre otras.

Ojalá sepamos cuándo fue la última vez que el paciente mostró signos de vida (hablaba, se movía o caminaba común y corriente): mientras más rápido podamos atenderlo, más fácil será revivirlo (reanimarlo).

Antes de comenzar, tratemos de mantener la calma, sin importar quién sea la persona; de lo contrario, quizá tomemos decisiones incorrectas.

 

Medidas de reanimación en personas adultas

El primer paso es que identifiquemos los síntomas: pérdida del conocimiento (la persona no habla, no responde, no se mueve); ausencia de respiración; ausencia de pulso (carotideo en adultos y braquial en niños); piel pálida y morada (en labios y uñas); pupilas dilatadas.

En caso de que el paciente esté inconsciente, no se mueva, no respire, no tenga pulso o no estemos seguros al respecto, debemos tener en cuenta lo siguiente y actuar rápidamente:

La primera acción antes de iniciar una reanimación consiste en pedir ayuda, ya que la maniobra de manejo y masaje es difícil de realizar para una sola persona. Además, alguien debe llamar al servicio de urgencias para que la víctima pueda ser trasportada con urgencia al centro de salud más cercano. Luego:

1. Ubicamos a la persona en el suelo (no la dejemos en la cama o sillón).

2. Nos arrodillamos (ambas rodillas en el suelo) lo más cerca al pecho de la persona.

3. Nos aseguramos de estar cerca del pecho desnudo (descubierto). (Imagen 1)

4. Colocamos las palmas de las manos (ambas manos) sobre la mitad del pecho (dos dedos arriba de la boca del estómago, en la mitad de las dos tetillas o pezones).

5. Una de nuestras manos debe estar sobre la otra, con los dedos doblados abrazando y entrecruzando los dedos de la mano que está por debajo.

6. Apoyamos la mano que se encuentra por debajo y en contacto con la piel del pecho con firmeza y levemente levantada (como apoyada en el talón de la mano).

7. Codos rectos: no debemos doblarlos; descargamos el peso sobre ambas manos.

8. Cuando cumplamos con todo lo anterior, debemos empezar a oprimir el pecho del paciente para que suba y baje con cada movimiento de las manos. A esto se le conoce como compresiones. (Imagen 2)

9. Cada que el pecho baja, hemos realizado una compresión. Contamos en voz alta cada compresión que hagamos.

10. Hacemos cada compresión con una fuerza que permita hundir el pecho y que este se devuelva. No podemos quitar las manos del pecho en ningún momento.

11. Quizá nos cansemos (ojalá contemos con ayuda de alguien que conozca las recomendaciones o haya observado el procedimiento).

12. La velocidad de las compresiones debe ser moderada: ni muy rápido ni muy lento; podemos acompañar cada compresión contando en voz alta 1001, 1002, 1003…, hasta 1030, y repetir el conteo; aproximadamente 120 compresiones por minuto.

13. Continuamos realizando compresiones en el pecho hasta que haya señales de movimiento o hasta que llegue el personal médico de emergencia.

14. Se recomienda cambiar de auxiliador cuando nos cansemos, o cada dos minutos.

Las respiraciones boca a boca no son necesarias en adultos.

Es probable que estemos lejos del hospital, lejos de recibir ayuda de enfermeras o médicos, así que debemos mantener la calma y conseguir un transporte lo más rápido posible. Si estamos en compañía de alguien, le pedimos que consiga ese transporte (ojalá un carro), y mientras llegamos al hospital, no suspendemos las compresiones.

 

 

Recomendaciones para aplicar medidas de reanimación de niños y bebés (si estamos solos o tenemos ayuda)

Todas las medidas anteriores aplican, con la diferencia de que la fuerza requerida para comprimir el pecho es menor. En el caso de recién nacidos y niños debemos hacer respiración boca a boca o boca a boca-nariz.

 

Maniobra de reanimación en niños y bebés

Si se trata de un recién nacido

Antes de iniciar las compresiones en el pecho, hacemos cinco respiraciones continuas con la boca del auxiliador cubriendo la boca y la nariz del bebé, hasta que el pecho se expanda cada vez que pase aire de la boca del auxiliador a la boca y nariz del bebé (imagen 1). Para las compresiones puede ser suficiente usar los dedos índice y medio (imagen 2). También es importante que tengamos en consideración que los niños y bebés son más vulnerables a la falta de oxigenación.

Niños pequeños

La boca del auxiliador debe cubrir la boca y la nariz del niño para que cuando se sople aire en los pulmones del niño, este no se escape. La cantidad de aire soplado debe ser solo la cantidad que produzca la expansión del pecho; no debemos dar una gran cantidad de aire (nunca será la cantidad de aire que tiene un adulto en sus pulmones, porque puede hacer un barotrauma). Antes de dar la segunda ventilación hay que dar espacio para que el aire salga.

Si es un niño más grande y la boca del adulto no cubre boca y nariz, los adultos debemos soplar aire a la boca del niño, y tapar la nariz con los dedos de la mano.

Si luego de esto, el niño o bebé no reacciona, no se mueve, no respira correctamente, está morado o el aire no pasa, debemos pensar en la posibilidad de que la causa del paro cardiorrespiratorio sea un atragantamiento, una obstrucción de la vía aérea por un elemento externo o extraño (ver página 180).

Si se trata de un niño entre uno y ocho años

La fuerza que hagamos en la compresión del pecho debe ser proporcional al tamaño del niño. Si se trata de un niño de proporciones pequeñas, ubicamos únicamente una mano en el centro del pecho (como la posición de la mano en el adulto que ya describimos, pero con menor presión), sin la otra mano encima de ella. Repetimos los pasos y recomendaciones para las compresiones.

En cualquier caso y como primera medida debemos pedir ayuda, buscar un transporte urgente y seguir todas las recomendaciones mencionadas, mientras hacemos las compresiones sin retirar los dedos, sin interrupciones, sin detenernos, para permitir que el pecho se devuelva luego de oprimirlo (para que el pecho suba y baje). Debemos hacer una maniobra combinada de treinta compresiones seguida de dos respiraciones boca a boca, y repetir este procedimiento las veces que sea necesario.

 

No olvidemos que la prevención es fundamental, sobre todo cuando de niños y bebés se trata: evitemos tener objetos pequeños que puedan ser ingeridos por ellos, así como líquidos, detergentes, elementos cortopunzantes al alcance de sus manos. Y en lo posible, ocultemos los tomacorrientes con elementos protectores.

 

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