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Red alimenticia

Red alimenticia

¿Quién se come a quién?

Todos los organismos necesitamos energía para poder vivir, pero las plantas son los únicos seres que producen su propia energía y lo hacen a partir de la luz solar. Por eso se llaman productores primarios de energía, porque son los organismos que primero la producen y todos los demás, animales y seres humanos, dependemos directa o indirectamente de ellas, por lo cual nos llamamos consumidores.

Al caminar por un potrero, encontramos vacas y caballos comiendo pasto, vemos un grillo entretenido en devorar una hoja de un árbol, y un grupo de hormigas ‘arrieras’ cortando hojas de un arbusto y llevándolas por largos caminos hasta el nido. Este grupo de animales herbívoros que se alimentan sólo de vegetales tienen el nombre de consumidores primarios de energía, porque son los primeros que consumen o comen la energía que han producido los vegetales.

El grillo no se ha enterado de que un sapo lo observa y, de repente, ¡Zaz!, queda atrapado en la larga lengua del sapo que se lo traga de un bocado. Los carnívoros, como el sapo, que se alimentan de herbívoros, como el grillo, tienen el nombre de consumidores secundarios de energía. El sapo, satisfecho con su comida, no se da cuenta de que una serpiente sale de la piedra donde ha pasado el día, y ésta, sin mayor esfuerzo, se lo come. Animales como la serpiente, que comen consumidores primarios y secundarios, tienen el nombre de consumidores terciarios de energía. El organismo que está en el nivel superior de una cadena alimentaria recibe el nombre de consumidor máximo, como, por ejemplo, los grandes carnívoros.

Las redes alimentarias

Todos los seres vivos nos alimentamos de otros seres, formando una cadena que recibe el nombre de red alimentaria o red trófica. El grillo se comió una hoja, el sapo se comió al grillo, la serpiente se comió al sapo. Al estudiar las cadenas alimentarias podemos entender cómo interactúan unos organismos con otros y cómo obtienen la energía que requieren para vivir, es decir, para crecer, moverse, defenderse, reproducirse, etc.

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En una cadena alimentaria nada se desperdicia, e incluso las partículas más pequeñas de un animal muerto sirven de alimento para otro ser vivo. Los descomponedores, bacterias, hongos y otros organismos que descomponen las plantas y animales muertos, ayudan a que éstos se pudran, se conviertan en parte del suelo y se transformen en minerales que son de nuevo aprovechados por las plantas. Los descomponedores son esenciales porque reinician el ciclo de la cadena alimentaria.

La evolución de cada especie está relacionada de manera muy directa con la clase de alimentos que consume. Los aparatos bucales están adaptados para desarrollar una función determinada: la lengua o espiritrompa de las mariposas, que en reposo se mantiene enrollada, sirve para chupar el néctar de las flores; el estilete del zancudo, que es un tubo largo y afilado, está diseñado para atravesar la piel y succionar la sangre; la probóscide de la mosca doméstica es como una esponja y le sirve para absorber la comida; las mandíbulas del grillo funcionan como unas pinzas que éste usa para mascar los vegetales; los herbívoros tienen fuertes molares para triturar la hierba; los carnívoros cuentan con fuertes colmillos (caninos) para matar y desgarrar la carne de sus presas; los rumiantes, como las vacas, cabras y venados, tragan la comida sin masticar, y tienen cuatro estómagos para digerirla.

Corre que te atrapo

Muchos animales son depredadores, pues se comen a otros animales a los que llamamos presas. El grillo es presa del sapo depredador, y el sapo es presa de la serpiente depredadora. Los jaguares cazan zorros y los zorros se alimentan de ratones; por eso los jaguares son depredadores de zorros y los zorros depredadores de ratones, que son sus presas preferidas.

Los animales sólo atacan para conseguir alimento, para defenderse, cuando se sienten amenazados o cuando alguien invade su territorio.

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Morder, picar, escupir, embestir, gritar, correr, esconderse, oler mal, cegar, hacerse los muertos, disfrazarse, y tratar de parecer más grandes, son algunas de las acciones que emplean los animales para defenderse. Para ello tienen adaptaciones especiales: uñas, garras, pico, cuernos, tenazas, espinas, escamas, aguijones, dientes, y colmillos que inyectan veneno.

Las jirafas y avestruces, gracias a sus fuertes y largas patas, se defienden de sus agresores corriendo o dando patadas; las tortugas meten la cabeza y las patas dentro del caparazón hasta que el peligro haya pasado; el pez erizo, cuando se siente en peligro, infla su cuerpo formando una bola de espinas para asustar a sus enemigos. Muchos monos, como los cariblancos, capuchinos, cachudos, churucos y marimondas, emiten sonidos fuertes y tiran ramas y frutas para defenderse.

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