Que tanto la Luna como el espejo reflejan. El espejo refleja la luz del entorno y nos refleja a nosotros, y la Luna refleja luz del Sol.
La Luna no tiene luz propia, brilla porque refleja la luz del Sol. El reflejo es luz que hace un viaje de ida y regreso: sale, choca y se devuelve. La luz solo la vemos cuando choca contra algo. La luz de una linterna solo la vemos cuando rebota contra un árbol o una pared. Siempre hay luz del Sol pasando, aunque algunas veces no la vemos porque, por ejemplo en noches sin Luna, la luz no tiene contra que chocar.
El espejo es una superficie lisa que refleja la luz —en la que viaja información de formas, fondos y colores— de manera ordenada, y por eso vemos nítidamente. Las superficies rugosas devuelven la información de manera desordenada. Es más fácil ver tu reflejo en el agua, o en un espejo, que en una superficie imperfecta como la del tronco de un árbol. En apariencia, una mesa es lisa pero, vista al microscopio, está llena de rugosidades y por eso no nos refleja bien.
Los planetas, que no tienen luz propia. Brillan como si fueran estrellas porque reflejan la luz del Sol. Los luceros del amanecer y del atardecer no son estrellas, son planetas iluminados por el Sol. Uno muy conocido, Venus, es considerado el objeto natural más visible después del Sol y de la Luna.
Si te miras al espejo y levantas tu mano derecha, ves la izquierda. Un espejo plano invierte de derecha a izquierda, mas no de arriba a abajo. ¿Acaso te has visto de cabeza al asomarte al espejo en la mañana?