Que tanto la cobija como el horno de leña sirven para lo mismo: guardan el calor.
Las cobijas funcionan como un horno: retienen el calor que nuestro cuerpo produce y no lo dejan escapar. Por eso en tierra fría nos sentimos calienticos durmiendo debajo de una buena cobija. Todas las cobijas evitan que el calor se pierda, pero unas lo hacen mejor que otras, y esto depende del material con que estén hechas, siendo las de lana mejores que las de algodón.
El horno está diseñado para atrapar el calor y conservarlo entre sus paredes. El horno es útil para hacer panes, asar carne y otros alimentos pues permite retener el calor y controlarlo. Los hornos también sirven para secar frutas o madera y para hacer cerámica.
La olla cuando está tapada y el termo que es totalmente hermético y no deja que el calor se escape. Hay materiales que guardan el calor mejor que otros como la lana, la madera, el corcho y el cartón.
El aire nos envuelve como una gran cobija, unas veces nos calienta y otras nos produce frío. El planeta está rodeado de aire, pero mientras más altos estemos, la capa sobre nuestras cabezas es más delgada, como en las cumbres nevadas, y hace más frío, mientras que más abajo, al lado del mar, la capa de aire es más gruesa y hace más calor.