Habitar en ambientes hostiles en los que se está en constante competencia con otros, requiere del desarrollo de habilidades para la supervivencia. Pero, ¿cómo se obtienen estas capacidades?
Casi todos los animales tienen destrezas innatas, es decir, nacen con ellas, como ocurre con la mayoría de los peces, que desde que nacen saben nadar. Pero algunos animales desarrollan habilidades por medio de la observación, la propia experiencia, el juego o la comunicación. Los humanos no somos la única especie capaz de aprender o enseñar. El ambiente también determina el desarrollo de ciertas capacidades, como excavar, nadar, escalar, cazar, volar y huir.
El juego es una forma importante de aprendizaje para muchas especies. Gracias a él, los animales, además de divertirse, ejercitan su cuerpo, se vuelven más ágiles, más fuertes y más astutos, agudizan sus sentidos, descubren nuevas destrezas, aprenden a trabajar en grupo, y, sin saberlo, se empiezan a preparar para la vida.
La comunicación es un factor clave en el comportamiento social de los animales. Cada especie tiene un sistema que permite a sus miembros detectar peligros que los amenazan, avisar cuando encuentran alimento o manifestar su deseo de formar pareja y tener descendencia. Las señales comunicativas emitidas son variadas, pueden ser visuales, auditivas, químicas, táctiles o eléctricas.
Algunos animales emiten señales luminosas en el fondo del mar para manifestar su presencia, asustar a los enemigos, camuflarse o iluminar en la oscuridad. Las ballenas pueden comunicarse con otras, a miles de kilómetros de distancia, usando sonidos que los humanos no podemos percibir.
Hasta los olores y el gusto son formas de comunicación. Cuando un perro orina deja un mensaje cifrado que los demás perros entenderán: este es mi territorio, estuve aquí, soy macho o hembra, joven o viejo, estoy o no en celo. Si observas con atención las especies que viven cerca notarás que cada una tiene su propia manera de comunicarse. ¿Ves esas hormigas que cruzan las antenas mientras caminan por el jardín?¿Oyes el chirrido de los grillos, el canto de los pájaros en la distancia, el croar de los sapos?
Una de las características más llamativas de este animal es su inteligencia, que le ha permitido convertir muchos elementos del bosque en herramientas: utiliza hojas que sirven como guantes para agarrar frutos espinosos, palitos para extraer miel de una colmena, ramas para espantar abejas, hojas como megáfonos para amplificar la voz, hojas y ramas para construir techos. Pero lo más asombroso es que los orangutanes pueden enseñar a otros cómo utilizar estas herramientas, y también las intercambian con otros grupos de orangutanes.
La danza de las abejas es un sofisticado sistema de comunicación. Sirve para informar a otras sobre datos precisos como: dónde hay comida, en qué cantidad, cuántas abejas deben ser convocadas para transportar el alimento, o para alertar que ya vienen los enemigos a atacar la colmena. Mientras una abeja danza otra la observa y repite sus movimientos, y así sucesivamente hasta que todas quedan enteradas de la misma información.
Las nutrias dedican mucho tiempo a jugar: dan vueltas, se persiguen unas a otras, juegan con sus presas y se deslizan por las orillas de los ríos utilizando arena y fango como toboganes. También se recuestan en la superficie del agua nadando de espaldas y tomando el sol. La nutria de río es uno de los pocos animales que juega cuando es adulto. Hasta el cortejo parece un juego entre las nutrias: se quedan quietas mientras se muerden suavemente la boca, se hacen cosquillas en el cuello, se persiguen unas a otras corriendo durante horas, se dan chapuzones en el agua y nadan tan cerca y sincronizadas que parecen un solo animal.