Su función principal es hacer que nos movamos, pero también sirve para proteger nuestros órganos internos.
Está compuesto por:
Músculos. Los músculos esqueléticos se contraen voluntariamente cuando nuestro cerebro les da la orden de hacerlo, y este trabajo de contracción genera el movimiento del esqueleto. Están unidos a los huesos por unos tejidos muy fuertes y resistentes que se llaman tendones.
Huesos. Son órganos duros y calcificados que forman la estructura del cuerpo y mantienen la posición. Al ser rígidos, sirven de protección para los órganos internos. Su interior tiene forma de panal y allí se forman las células de la sangre.
Tendones. Son tejidos fibrosos que unen el hueso al músculo y permiten su movimiento.
Articulaciones. Son las estructuras que se encuentran en el punto de unión de los huesos. Están recubiertas por cartílagos, que son órganos gelatinosos que cubren los extremos de los huesos.
Cartílagos. Son tejidos firmes y gelatinosos que recubren los huesos.