En la Tierra convivimos millones de especies de seres vivos relacionándonos entre nosotros de muy diversas maneras. Las poblaciones se relacionan y dependen entre ellas para solucionar problemas de alimentación, defensa y reproducción; esto se conoce como simbiosis, y se clasifican de acuerdo con el beneficio o perjuicio que recibe cada una de las especies involucradas:
El parasitismo: algunos animales solo viven dentro o sobre el cuerpo de otros animales, como las garrapatas, que se alimentan de la sangre del ganado. Las pulgas son parásitos de los perros; los piojos, las áscaris y las tenias son parásitos de los seres humanos.
Hay otros tipos de parasitismo: algunas especies de aves buscan los nidos de otras especies para poner los huevos; la otra especie incuba los huevos ajenos y luego alimenta a los polluelos, perdiendo tiempo y esfuerzo que debería haber dedicado a su propia descendencia; esto sucede, por ejemplo, con el chamón que deposita sus huevos en los nidos de los pinches o afrecheros.
El comensalismo: es una relación que se establece entre dos organismos de diferente especie; una de ellas resulta beneficiada (esta recibe el nombre de comensal), mientras que la otra no se ve afectada. Ejemplo: las orquídeas y los cardos (también llamados quiches o bromelias) crecen en los troncos de los árboles que les sirven de soporte para alcanzar mayor altura y, por consiguiente, mayor cantidad de luz; los árboles, por su parte, ni se benefician ni se perjudican por la presencia de estos comensales.
El mutualismo: a veces se establece una relación entre organismos de dos especies diferentes, en la cual los dos reciben algún beneficio; es una relación obligatoria para la supervivencia y ninguno de los organismos relacionados podría vivir separado del otro. Hay varios ejemplos:
Los líquenes están formados por la unión de dos reinos diferentes: un hongo y un alga verde. El alga, que realiza fotosíntesis, le proporciona al hongo alimento y vitaminas; el hongo protege al alga de la resequedad causada por la radiación solar y le brinda agua y sales minerales. Los líquenes son muy importantes porque ayudan en la formación de los suelos, algunos son alimento para los animales y para los seres humanos y otros son indicadores ambientales porque no toleran la contaminación atmosférica.
Las termitas comen madera. En el tracto digestivo de las termitas viven microorganismos que les ayudan a ellas a extraer los nutrientes de la madera que consumen; a su vez, los microorganismos encuentran allí albergue y alimento.
En las raíces de las leguminosas (fríjol, alverja, chachafruto, entre muchas otras plantas) viven unas bacterias conocidas como bacterias nitrificantes: estas encuentran albergue en las raíces de la planta y, a su vez, le aportan nitrógeno para su desarrollo.
La protocooperación: ocurre cuando las dos especies se benefician, pero no es una relación obligatoria; por ejemplo, existen unos peces llamados rémoras que se pegan a los tiburones y se alimentan de los parásitos que estos albergan en su piel; la rémora obtiene su alimento y el tiburón se beneficia al quedar libre de parásitos, pero cada uno puede vivir sin el otro.