Por increíble que parezca, no se trata de un solo individuo. Es una colonia formada por muchos animales llamados pólipos, que se unen para enfrentar juntos el desafío de vivir en aguas abiertas. Cada animal, por sí solo, no podría vivir. Dentro de la colonia todos cumplen una tarea importante: unos recogen el alimento, otros lo procesan, otros se encargan de la reproducción y otros funcionan como flotadores.
Una colonia de hormigas puede construir un hormiguero subterráneo más grande que nuestra casa. Cuando transportan hojas, curiosamente no es para comerlas, sino para producir alimento. Las mastican y producen una pulpa que extienden en un lugar especial del hormiguero, la abonan con sus excrementos y luego siembran allí un hongo que cosechan y sirve de despensa alimenticia para toda la colonia. Son de los pocos animales, aparte del hombre, que cultiva su alimento.
Las hormigas se reparten las labores: unas actúan como soldados para defender el nido, otras se ocupan de recolectar hojas, otras cultivan el hongo, otras manejan los residuos y las reinas se encargan de la reproducción.