Óscar trabajaba como empleado en un vivero en el Meta, donde aprendió a embolsar, podar y sembrar. Después de cinco años de labores, quiso ser independiente y montar su propio vivero. Se lo dijo a su jefe, y este lo apoyó para que lo hiciera.
Siempre había oído hablar de Yopal, y ni corto ni perezoso se dirigió hasta allí en su moto para explorar la plaza. Descubrió algo importante: en Yopal no había ningún vivero y esa era una clave para prosperar. Decidió entonces que ese era el sitio para montar su negocio.
Lo primero que hizo fue llenar un camión de plantas para llevarlas a Yopal. La mitad las compró con un préstamo que gestionó en el banco y la otra mitad se las dio su antiguo patrón.
Ahora su vivero, El jardín del Oriente, tiene muchos clientes. Él es dueño del predio y tiene una nueva sede en Paz de Ariporo. Además de embolsar, sembrar, podar y cuidar a sus plantas y a sus clientes, Óscar ya sabe administrar.