>

>

>

Uno y muchos

Uno y muchos

Yo soy yo y mis circunstancias.

José Ortega y Gasset

 

Para habitar en el mundo siempre es necesario saber vivir como individuos y hacer parte de un grupo, disfrutar estar solos y también acompañados. Hay tantas realidades como seres humanos hay en el planeta, por eso es importante respetar y ser respetado.

A veces, sin ningún motivo, sentimos que    algo o alguien nos hace falta, y echamos de menos a los amigos para conversar, oír música, jugar y hacer cosas juntos. Otras veces, cuando por ejemplo estamos en la cancha viendo al equipo de fútbol que nos gusta, sentimos que una fuerza muy grande se apodera de nosotros, y entonces la multitud grita ¡gol!, y nos sentimos como un solo corazón que brinca de alegría, y somos un equipo que nadie puede derrotar. Otras veces queremos o debemos hacer cosas solos, y nos invade la sensación maravillosa de saber que somos capaces de hacerlas por nosotros mismos.

En este ir y venir de la vida necesitamos tanto aprender a estar solos como a estar acompañados. En algunos momentos, saber estar solos es importante pues nos da la oportunidad de conocernos mejor a nosotros mismos, de saber quiénes somos realmente, de qué somos capaces, y nos ayuda a entender y sentir nuestras emociones y así pensar y tener un criterio propio sobre las cosas. En otros momentos, saber estar acompañados nos enseña lo valiosos que son los demás para nosotros y lo valiosos que somos para ellos. Descubrimos así la fortuna de ser miembros de una familia y contar con su apoyo, que los amigos son una forma de la felicidad, y que hacer parte de un grupo nos llena de fuerza y de alegría, ya sea para jugar fútbol, para trabajar, o para ayudar a otros cuando lo necesitan. Siempre es bueno saber que hacemos parte de un conjunto que tiene un objetivo común, pero conformado por individuos muy diferentes, casi como si fuéramos un grupo musical en el que cada uno toca un instrumento distinto.

Cada especie tiene su propio temperamento y su peculiar manera de ser. Hay animales a quienes les gusta la soledad o que necesitan realizar sus actividades solos, y otros a quienes les gusta estar siempre acompañados. Una sardina jamás nadará sola, pues necesita estar rodeada de otras para poder sobrevivir; en cambio un pez beta macho no podrá ni siquiera convivir con su propio reflejo en un espejo, pues no soporta tener a su lado a otro pez beta, y la compañía lo convierte en un animal agresivo. Los leones prefieren vivir en manadas para defender mejor su territorio, mientras que el jaguar es un carnívoro solitario, que evita durante toda su vida encontrarse con otros machos de su especie.

Los seres humanos tenemos la doble capacidad de vivir como seres independientes, y al mismo tiempo, como seres sociales, de entendernos con los demás y de hacer esfuerzos por el bien de todos. Y, aunque somos diferentes unos de otros, todos hacemos parte de una misma humanidad que nos une.

 

 

El pez beta necesita estar solo

El pez beta macho es un solitario que no soporta la compañía ni compartir su espacio con otros peces beta. Se comporta como un gruñón, que al ver a un macho rival se exalta, se estremece, extiende sus aletas en forma agresiva, y expande su pecho para parecer mucho más grande y peligroso. Incluso, al ver su propio reflejo en un espejo, y como no se reconoce, adopta inmediatamente una actitud belicosa y pelea contra su propia imagen.

Cuando corteja a una hembra fertiliza los huevos que ella expulsa, y luego entre los dos los depositan en el nido; al terminar, el macho aleja a la hembra y se dedica a cuidar de sus crías y a atacar a cualquier pez que se atreva a acercarse.

Las sardinas necesitan estar juntas

Las sardinas nunca van solas, pues siempre viajan por el océano en cardúmenes compuestos por millones de ellas, y llegan a formar gigantescas masas de movimiento que alcanzan a tener más de 4 kilómetros de longitud.

Las sardinas se juntan por dos poderosos motivos: para protegerse y para migrar. Juntas corren menos peligro de ser devoradas por un depredador, y juntas se mueven de manera sincronizada para viajar más rápido y gastar menos energía. El baile sincronizado de las sardinas es uno de los fenómenos más bellos de la naturaleza: no se golpean entre ellas, nunca pierden el ritmo y en el mismo momento cambian todas de dirección, como si fueran un solo cuerpo en movimiento.

 

El jaguar vive solo

Este carnívoro que habita grandes territorios que van desde el sur de los Estados Unidos hasta la Argentina, es un gran solitario, y es un depredador que se caracteriza por su fortaleza, su andar sigiloso, su habilidad para emboscar a sus presas y su velocidad.

Machos y hembras tienen cada uno su propio territorio. Los machos evitan durante toda su vida encontrarse con otros machos, por eso marcan su territorio con rugidos, arañazos en los árboles, orina y heces. El macho y la hembra solo se juntan para cortejarse y aparearse, y luego se separan. La hembra cuida a los cachorros hasta los dos años, después, estos buscan una nueva vida y también su propio territorio.

Los leones viven en grupo

Los leones son los únicos felinos o grandes gatos que viven en manadas. Una manada se compone de varias hembras, que permanecen juntas hasta la vejez, las crías de todas ellas, y un número reducido de machos adultos, que por lo general son dos. Las leonas suelen cazar juntas y cuidar entre todas a los cachorros de la manada. Los jóvenes machos abandonan la manada tarde o temprano, o son expulsados, y luego establecen su propia manada.

Se cree que los leones forman manadas para defender su territorio y garantizar el alimento para todos los integrantes de la familia. En las manadas con un mayor número de hembras, estas tienen menor probabilidad de ser heridas o muertas por leones de otras manadas.

 

________
Ilustraciones: Carolina Bernal C.

 

Contenidos relacionados:

Compartir