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Desgraciadamente, cada día hay más personas obesas, y eso no quiere decir que estén mejor alimentadas: tienen exceso de grasa, pero les faltan nutrientes. Estar obeso facilita que se desarrollen muchas otras enfermedades.
Parece ser que el gran aumento de la obesidad se debe a que cada vez comemos más mecato, chucherías y alimentos procesados. Esta comida tiene demasiado azúcar, sal, grasa y saborizantes, los cuales hacen que tenga un sabor muy rico y, por lo tanto, provocan que comamos más y más. Si aparte de esto no hacemos actividad física, tenemos la receta perfecta para irnos engordando poco a poco. La gordura no es salud. En nuestra cultura es frecuente asociar gordura con bienestar y flacura con enfermedad. Cuando perdemos peso, nos dicen “¡Cómo estás de acabado!”. Pero no es así necesariamente.
Sensación de tener el cuerpo muy pesado, con dificultad para realizar los movimientos del día a día. Sentimos que la ropa ya no nos sirve y nos queda pequeña.
• Debemos limitar el consumo de licor, azúcar, harina de trigo (panadería), alimentos en paquete, alimentos fritos y gaseosas.
• Comer muchas frutas, verduras y leguminosas como los frijoles. Mejor todavía si son cultivadas en casa.
• Realizar actividad física o ejercicio con frecuencia (por lo menos sesenta minutos diarios para los jóvenes y treinta minutos diarios para los más adultos).
Cuando no logramos bajar de peso por cuenta propia, vale la pena ir donde el doctor para que nos dé un tratamiento personalizado. En la revisión anual de todo adulto, también deben llevar un registro del peso, y siempre que haya enfermedades asociadas al exceso de peso, como diabetes, colesterol, presión alta o artritis de rodillas, tenemos que consultar.
