Allium sativum L. | Familia: Amaryllidaceae
Nombres comunes: ajo, ajo macho.
Clima: templado y frío. Crece entre los 1.700 y los 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Partes utilizadas: bulbo.
El ajo crudo es una de las plantas más útiles para la salud humana.
Mejora la respiración.
Regula el colesterol.
Su uso frecuente favorece la producción de los glóbulos rojos, retrasa el envejecimiento de las células, contrarresta los efectos del tabaco sobre los vasos sanguíneos y sobre el corazón, y ayuda a reducir el estrés y la depresión.
Mantiene y controla la flora intestinal, evitando que proliferen las bacterias patógenas. Se recomienda su uso cuando hay gases estomacales, diarrea o pesadez.
Limpia los parásitos del aparato digestivo.
Los bulbos y sus dientes, así como los brotes tiernos de las hojas, se emplean en la cocina como saborizante natural.
Contiene proteínas, minerales (especialmente azufre), vitaminas, carbohidratos y fibra.
El ajo es muy beneficioso si se consume crudo y picado, porque al cocinarlo pierde todas sus propiedades.
Cultivo: el ajo es una hierba de vida corta. Puede crecer hasta 40 centímetros de altura. Necesita mucha luz, y un suelo bien drenado y rico en materia orgánica. Los bulbos externos se siembran y después de un tiempo cada uno de ellos se multiplica hasta que emerge un gran vástago, de donde sale la flor.
El ajo, sembrado en la era, estimula el crecimiento de otras plantas y repele los insectos nocivos.
Recolección: cuando las hojas se secan y se ponen amarillas, se desentierran los bulbos de ajo con la planta completa, se amarran en manojos y se dejan secar a la sombra.
PRECAUCIONES: No se debe consumir mucho ajo antes de una cirugía ni cuando se padece gastritis. No usar durante la lactancia.