Alrededor de los alimentos se reúnen las familias, se fomentan valores como la generosidad y la solidaridad, y se crean sentimientos de identidad y pertenencia.
Las plantas han sido despensa de la humanidad a lo largo de la historia. En los bosques, selvas y huertas; los animales, hombres y mujeres de todas las épocas han encontrado el alimento que brinda la energía necesaria para vivir; también medicinas, vestidos, e insumos para construir viviendas. Estas plantas viajaron en barcos y mulas, cuidadosamente guardadas en los bolsillos de exploradores, comerciantes y viajeros, convirtiéndose en parte de la herencia, costumbres e identidades de los pueblos del mundo.
De las más de 12.000 especies de plantas comestibles que existen en el planeta, los humanos basamos nuestra dieta en aproximadamente 7 de ellas y es poca la variedad de preparaciones que utilizamos. Vivimos en un mundo muchísimo más rico y variado culinariamente del que nos imaginamos.
Plantas alimenticias de origen americano como la cidra, la mafafa, el chachafruto y la quinua, hacían parte fundamental de nuestra dieta hasta hace pocos años. Sin embargo, debido a la introducción de especies foráneas y a la disminución de los solares y huertos tradicionales, muchas de estas especies han desaparecido de nuestros cultivos y cocinas.
Plantas alimenticias de origen americano como la cidra, la mafafa, el chachafruto y la quinua, hacían parte fundamental de nuestra dieta hasta hace pocos años. Sin embargo, debido a la introducción de especies foráneas y a la disminución de los solares y huertos tradicionales, muchas de estas especies han desaparecido de nuestros cultivos y cocinas.
Es muy importante retornar a los huertos caseros biodiversos, a los suelos vivos y fértiles, a la conservación de los bosques, al cuidado del agua y a la recuperación de las semillas tradicionales, para asegurar un futuro saludable a nuestros hijos y a las poblaciones del mañana.
La cocina tradicional colombiana es una cocina de origen campesino, y su reivindicación es fundamental para preservar nuestra esencia como pueblo, y poder pasarla de generación en generación. Agricultores, abuelas, cocineras, cocineros y comensales son los llamados a valorar estos alimentos y recetas, ya que son quienes, desde tiempos antiguos, le han dado vida a los diferentes platos que hoy son patrimonio cultural y gastronómico de nuestro país.