Ocurre cuando nuestro cuerpo deja de producir insulina. Generalmente, empieza en la niñez o juventud, y se manifiesta con mucha hambre y sed, pero sin ganar peso. En el peor de los casos, empieza con un desmayo y con la pérdida de conciencia, caso en el cual debemos ir al hospital urgentemente.
Estos pacientes tienen que inyectarse insulina, con un seguimiento médico muy cuidadoso, y siempre mantener algo dulce a la mano para tomar en el caso de que se les baje el azúcar. Asimismo, es bueno que porten un collar o pulsera que explique que la persona es diabética y que si se desmaya, deben darle azúcar.
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 ocurre cuando nuestro cuerpo no sabe aprovechar la insulina. Las razones pueden ser muchas: envejecimiento, sedentarismo, exceso de peso y mala alimentación. Es mucho más frecuente que la diabetes tipo 1.
Nos podemos dar cuenta porque empezamos a ganar peso, sobre todo en la barriga, y sentimos mucho apetito unas dos horas después de haber comido. Nos dan ganas de comer harinas y dulces y, entonces, repetimos todo el proceso, es decir, nos sentimos bien por un ratico y después otra vez hambre y ganas de harina y dulce.
• Buena alimentación y ejercicio o actividad física. Como sustituto natural del azúcar, podemos utilizar miel de yacón u hojas de estevia. Comer yacón en ayunas también puede ayudarnos.
• Quizá necesitemos una pastilla y, en algunos casos, insulina inyectada.
• Si somos pacientes diabéticos, en la EPS/EAPB o centro de salud nos ingresarán a un programa de control, en el cual nos harán seguimientos.
Si hay síntomas sospechosos, el médico debe recetar un análisis de sangre. Debemos prestar mucha atención a cualquier signo de malestar en una persona diabética, especialmente si siente sed y hambre intensas, incremento de la frecuencia para ir al baño, mareos o llagas que no se curan. Importante: Si una persona ya está diagnosticada y en tratamiento, debe acudir al control médico siempre que le indiquen en su programa de control de diabetes.
Manteniendo un peso adecuado y haciendo ejercicio o actividad física que permitan que nuestro cuerpo responda mejor a la insulina.
El azúcar puede hacer que las heridas no cicatricen bien y que la circulación sea lenta; por eso, las llagas en las piernas de los diabéticos son especialmente delicadas.
Un buen complemento en el caso de la diabetes del adulto son los baños de pies y piernas con infusión de romero, ya que este es un buen vasodilatador y previene las complicaciones asociadas a esta enfermedad.