Son frecuentes el dolor de estómago o recto, cólicos, aumento de la frecuencia para ir al baño, heces líquidas, indigestión, pérdida del apetito.
Si la diarrea va acompañada de moco, sangre o una fiebre muy alta, es mejor consultar, porque ello puede indicar que es causada por bacterias y, en este caso, necesitaremos tratamiento antibiótico. También es clave acudir al hospital si hay deshidratación, boca muy seca, orina muy concentrada o vómito que no permite ingerir líquido ni alimentos. Las diarreas que duran más de una semana y se vuelven un problema habitual deben consultarse con el doctor, porque pueden indicar infecciones, alergias o inflamaciones del intestino, casos en los cuales necesitaremos algún tratamiento adicional.
Los líquidos son vitales para la recuperación. Las personas con diarrea deben beber mucha agua durante todo el día. El agua ayuda a prevenir la deshidratación y a eliminar las toxinas del cuerpo.
Además de agua, el cuerpo también pierde minerales y electrolitos a través de la diarrea. Las personas deben tratar de beber líquidos que contengan minerales y electrolitos para reponer los perdidos. Las fuentes de electrolitos y minerales incluyen sopas suaves o consomé, agua de coco, bebidas deportivas y suero de rehabilitación oral (SRO).
Debemos evitar las bebidas gaseosas, ya que pueden irritar el sistema digestivo y empeorar los síntomas de la diarrea.
Las bebidas con cafeína, como el café, el té y los refrescos, pueden sobreestimular el sistema digestivo y empeorar los síntomas.
Es importante evitar los alimentos condimentados, fritos, azucarados y con endulzantes artificiales, al igual que los alimentos ricos en fibra.
La fibra ayuda a mantener activo el sistema digestivo. Por lo general, esto es algo bueno, pero cuando el cuerpo intenta recuperarse de la diarrea, la fibra puede empeorar los síntomas.