De los cuatro a los seis meses el niño empieza a moverse por voluntad propia, y a ejercitar sus piernas y sus brazos con mejor coordinación. Ahora es capaz de voltearse y estirar su cuerpo para alcanzar un juguete o un objeto que le gusta y despierta su curiosidad.
Su mente y sus sentidos logran estar alertas durante más tiempo a lo largo del día, y busca de manera consciente la compañía de las personas que lo rodean.
La capacidad para expresar sus necesidades se ha incrementado notablemente, y los adultos pueden entender de manera fácil cuando está incómodo, cuando tiene hambre, cuando quiere estar acompañado, cuando está contento y con ganas de jugar. Ya tiene una mayor claridad espacial y reconoce los ambientes en que se encuentra.
Lleve al niño cargado o en su coche por diferentes sitios de la casa o paséelo fuera del hogar. Observe el campo y cuéntele lo que va viendo. Permítale sentir:
El viento que sopla en su cara.
Las corteza de los árboles y el pasto en sus manos y pies.
Los olores de las hojas y de las flores.
Clic aquí para ver juegos y juguetes apropiados para esta edad