De los cuatro a los cinco años el niño quiere y necesita conversar, contar todo lo que le pasa, y lo que ve que sucede a su alrededor. Habla y fantasea verbalmente, le gusta inventar anécdotas e historias y suele exagerar y convertirse en el héroe de sus propios relatos. Tiene gran imaginación, y una gran capacidad para captar aspectos insólitos e inusuales de las personas y de la realidad que lo rodea.
Los movimientos del niño son cada vez más flexibles, ágiles y seguros y día a día maneja mejor su equilibrio. Es más reposado en sus juegos. En esta edad la mayoría de los niños ya no necesitan pañal ni en el día ni en la noche.
Aprende con gran rapidez a contar los números, le encanta la música y se aprende con facilidad las canciones. Le gusta dibujar y pasa de las rayas y garabatos a dibujos más completos con personajes y acciones.
Hay situaciones en las que el niño tiene que hacer caso a lo que sus padres digan, no trate de discutir con él quién tiene mejores argumentos, él no posee aún la base necesaria para tomar decisiones. A los niños es necesario ponerles normas, pues éstas les proporcionan seguridad y protección. Sin límites los niños se sentirán perdidos.
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